La trilogía de Marcos Alonso, un camino del Madrid al Barça: de abuelo a padre y a nieto

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La trilogía de Marcos Alonso, un camino del Madrid al Barça: de abuelo a padre y a nieto
La trilogía de Marcos Alonso, un camino del Madrid al Barça: de abuelo a padre y a nieto
La trilogía de Marcos Alonso, un camino del Madrid al Barça: de abuelo a padre y a nietoReal Madrid - FC Barcelona - AFP
A lo largo de los últimos 60 años ha habido tres Marcos Alonso futbolista. Aunque el primero no era conocido por su nombre y primer apellido sino por su diminutivo, Marquitos. Jugaba de defensa en el Real Madrid ye-yé, el de las primeras Copas de Europa, el de Di Stefano. Su hijo, ahora sí Marcos Alonso, siguió sus pasos como profesional, pero en el bando contrario, el del Barcelona, e incluso después en el Atlético de Madrid. Y el hijo de este, el tercer Marcos Alonso, juega desde este verano en el mismo equipo que su padre, el Barça, después de haberse criado en la cantera del Real Madrid. 

Marcos Alonso Imaz nació en Santander, donde creció y soñó con ser futbolista. Tras llegar al equipo de su ciudad, el Racing, fue comprado por el Real Madrid de don Santiago Bernabeu. El mítico presidente formó un equipo que hizo historia, ganando las primeras cinco Copas de Europa de manera consecutiva. Y junto a leyendas como Di Stefano, Paco Gento, Rial y Puskas, entre otros, allí estaba Marquitos liderando la defensa. Suyo fue un tanto histórico en aquella primera final disputada en 1956 cuando arrancó desde su campo para llegar a la portería contraria y anotar el empate a 3 con el que los blancos comenzaron la historia de sus mágicas remontadas. 

Diez temporadas nada más y nada menos que jugó en el equipo blanco. 227 partidos le contemplaron. Nacido el 16 de abril de 1933, falleció el 6 de marzo de 2012, el mismo día en el que su Real Madrid cumplió 110 años de historia

 

Marcos Alonso, padre

Su hijo, Marcos Alonso Peña, también consiguió llegar al profesionalismo. Y también debutó con el Racing de Santander. Fue poco antes de cumplir la mayoría de edad. No tenía, eso sí, demasiado más en común con su padre. Mientras este jugaba de defensa, Marcos lo hacía de extremo. Su velocidad y desborde enamoraron al Atlético de Madrid, que lo fichó en el verano de 1979. Tres años más tarde, siendo ya internacional, fue vendido al Barcelona, donde permanecería cinco temporadas y donde ganó todos sus títulos. 

Uno de sus mejores momentos como barcelonista llegó en la final de la Copa del Rey de Zaragoza en 1983 ante el Real Madrid. Marcó un gol en el último minuto con el que le dio la Copa al Barça. ¿Qué pensaría su padre madridista? 

Después, en 1989, volvió al Atlético y un año más tarde nació en la capital de España su hijo.

 

Marcos Alonso, hijo y nieto

Y para seguir la tradición, le llamó Marcos. Y ese Marcos Alonso Mendoza es el actual futbolista del Barcelona después de fichar este mismo verano tras rescindir su contrato con el Chelsea. Comenzó muy pequeño en la cantera del Atlético, pero no tardó demasiado en cambiar de bando para firmar por el Real Madrid. Su casa le pillaba más cerca. Después de pasar por todos los equipos de la cantera le llegó el gran momento, su debut. Fue Manuel Pellegrini quien le dio la alternativa el 4 de abril de 2010, con apenas 19 años. Casualidades de la vida, su estreno se produjo contra el Racing de Santander, el primer club de su padre y de su abuelo. 

Sin sitio en la primera plantilla blanca, Marcos se fue a Inglaterra, al Bolton. De ahí probó fortuna en la Fiorentina, si bien parte de su primera temporada con los viola los jugó en el Sunderland. Tras triunfar en Italia se marchó al Chelsea, donde consiguió sus, hasta ahora, únicos títulos: una Premier, una FA Cup, una UEFA, una Champions, una Supercopa de Europa y un Mundialito de clubes. Y tras siete años en Londres, decidió que su etapa había concluido una vez que supo del interés del eterno rival de donde se crió, el Barcelona. 

Este domingo volverá al estadio donde debutó, el Santiago Bernabeu, que seguramente no le recibirá de la mejor manera posible viéndole vestir la camiseta del mayor enemigo.