Los blancos afrontaban el partido menos importante de la temporada hasta la fecha, contra el RB Leipzig, porque llegaban con la clasificación a los octavos de final de la Champions League bajo el brazo. Aunque Carlo Ancelotti y los suyos querían certificar el primer puesto del grupo, tendrán que esperar a la cita en el Santiago Bernabéu frente al Celtic de Glasgow para lograrlo. Los propios alemanes, rivales para liderar la cabeza.

Pese a caer en tierras germanas, no es el triunfo que más debe preocupar al Real Madrid por lo que se ha expuesto en el párrafo anterior, algo que recuerda en cierta manera al choque frente a los rojiblancos. El entrenador italiano pudo pensar en la final de la máxima competición continental y dio descanso a algunos jugadores importantes. El encuentro, que se disputó el 8 de mayo, terminó 1-0 debido al gol de Carrasco desde los once metros.

Si echamos la vista atrás, encontramos el 4-3 de la ida de seminales contra el Manchester City como anterior derrota, aunque esta quedó eclipsada por la gran remontada en la capital española. A efectos oficiales cuenta como partido perdido, pero la eliminatoria cayó del lado del vigente campeón. Escoció mucho más el 0-4 encajado contra el Barcelona en lo que pudo ser una goleada todavía mayor, ya que Ferran Torres y compañía tuvieron la oportunidad de hacer más sangre si cabe. Aubameyang se mostró imparable.

Se pone fin a una racha hegemónica que, casi seguro, tardaremos en volver a ver entre los conjuntos de las principales ligas europeas, donde el nivel de competitividad es más elevado. Recientemente decía Ancelotti en rueda de prensa que su equipo no es imbatible... y no se ha equivocado. Un mal día, en cualquier torneo, te lleva a claudicar, sobre todo en Champions. Mantener el liderazgo en LaLiga y cerrar el primer puesto del grupo en Europa, principales objetivos del Madrid para antes del Mundial de Catar.