Le ha costado muy caro a uno de los capitanes verdiblancos la queja furibunda contra el polémico árbitro Mateu Lahoz. Para el centrocampista cántabro, su expulsión ante el equipo gaditano en el mes de octubre ya la tenía pensada con antelación. "La tenía premeditada y no es parte del juego", dijo después del encuentro ante el Valladolid el pasado 18 de febrero cuando se reencontraron en el campo. 

Palabras que a Canales le cuesta perderse, salvo que la apelación del Betis tenga éxito, los siguientes cuatro encuentros de Liga. Esto es, los encuentros ante Atlético de Madrid, Cádiz, Espanyol y Osasuna. Podría volver, de no prosperar el recurso, ante la Real Sociedad, ya a finales de abril. 

Hay que recordar que el bético recibió en aquel duelo ante los gaditanos una primera amarilla por, según el acta, realizar observaciones al árbitro, y una segunda por reiterar esas observaciones a decisiones arbitrales tras haber sido advertido. En la primera cartulina, sin ningún gesto agresivo, Canales, al parecer, pidió más tiempo de añadido porque se había perdido, a su consideración, demasiado. La segunda llegó cuando, al parecer, Mateu le dijo que no protestase más y el jugador le hizo esta observación. "Entonces no me preguntes por temas personales". 

La primera roja en su carrera profesional

Esa contestación se transformó en la primera roja que recibía en sus 460 encuentros de carrera profesional. Algo que hizo que, cuando se volvieron a encontrar con motivo del citado duelo ante el Valladolid, el futbolista se negase a hablar con él aun siendo el capitán. "He intentado evitar hablar con él". 

Más de una y de dos veces en su carrera, el árbitro valenciano ha recibido críticas por parte de los propios jugadores sobre ese tipo de relación de cercanía que quiere mantener con ellos, con charlas personales antes de los partidos, pero sólo cuando él lo estima conveniente. 

Ahora llegan las consecuencias y el Comité de Competición le ha impuesto esos referidos cuatro encuentros sin jugar por "exceder los límites de la sana y legítima crítica que ampara el derecho a la libertad de expresión. La atribución de la premeditación al colegiado cuestiona de manera evidente su imparcialidad y honradez al imputarle una suerte de actitud fraudulenta al adoptar la decisión".