Paula Josemaría y Ari Sánchez afrontaban el torneo como las grandes favoritas, pero no son pocas las jugadoras que tienen condiciones suficientes para aspirar a un título. Entre ellas, por supuesto, Gemma Triay y Claudia Fernández, finalistas por méritos propios tras vencer a Alejandra Salazar y Tamara Icardo (7-5 y 6-4) en la ronda anterior. Este viernes, sin embargo, duraron poco más de hora y media y no pudieron forzar la tercera manga.
La menorquina (31 años) y la madrileña (18 recién cumplidos), que nunca antes había en una circunstancia similar, afrontaban esta competición con el objetivo de crear una base de cara a los próximos meses. Y no les fue nada mal: se plantaron en el duelo decisivo sin haber perdido ningún set. Trayectoria inmaculada que bien podía generar algunas dudas en el seno de la pareja a batir. Pero ni mucho menos fue así.
Josemaría y Sánchez sufrieron de lo lindo para vencer a Ortega y Virseda en semis, un encuentro con cierto aroma a final anticipada tras ver cómo se desarrollaron un partido y otro. El desgaste y la fatiga no impidieron que dominaran el juego ante la dupla que forman Fernández y Triay, de más a menos durante la cita del viernes. Después de mantener el tipo al principio del set inaugural, acabaron claudicando con honores (6-3).
Las campeonas de Riad tenían un claro objetivo: ganar por la vía rápida. Algún que otro error no forzado de Claudia, a la que su entrenador intentó corregir en varias ocasiones, hizo algo más asequible la tarea (6-1). Pero resumirlo todo en este aspecto sería injusto, no sólo porque también firmó golpes de gran nivel, sino porque le quitaría méritos al buen hacer de un dúo que envía un claro mensaje a Delfi Brea-Bea González y compañía: seguimos siendo las reinas.