No hubo confirmación oficial inmediata de la cancelación, de la que informaron varios medios de comunicación.
El Galatasaray y el Fenerbahçe habían declarado que no jugarían la final en el estadio Al-Awwal Park si no se les permitía llevar camisetas con la efigie del fundador de la Turquía moderna, Mustafa Kemal Ataturk, durante el calentamiento previo al partido.
Los medios de comunicación turcos afirmaron que las autoridades saudíes habían rechazado esta petición, aunque no estaba claro por qué. El partido coincidía con el centenario de la fundación de la laica República Turca.
Los medios de comunicación también habían informado de que el himno y la bandera nacionales de Turquía no estarían permitidos en la final, pero la Federación Turca de Fútbol había afirmado anteriormente que sí estarían presentes.
El ministro de Deportes turco, el presidente de la Federación de fútbol y los dirigentes del Fenerbahçe y el Galatasaray mantuvieron conversaciones sobre la situación, según informó la emisora estatal TRT.
El incidente se produjo en medio de un reciente acercamiento entre Turquía y Arabia Saudí.
El presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, visitó Arabia Saudí en julio en medio de los esfuerzos por reparar los lazos que se rompieron tras el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en Estambul en 2018.
La supuesta cancelación de la final se sumó a lo que ha sido un mes lleno de polémica para el fútbol turco.
El presidente del club de Primera división Ankaragucu, Faruk Koca, fue detenido el 12 de diciembre por golpear a un árbitro en la cara al final de un partido. La TFF impuso una prohibición permanente a Koca y también sancionó al Ankaragucu. Hace unos días fue liberado de prisión.
La liga turca se suspendió temporalmente debido a la violencia y, cuando se reanudó, el Istanbulspor abandonó el campo en protesta por una decisión arbitral en un partido de la Super Lig contra el Trabzonspor. El partido fue suspendido.