Iñaki Peña (24) está disfrutando de una experiencia para la cual ha trabajado durante muchos años, incluida una cesión de varios meses al Galatasaray. Disputó ocho encuentros en tierras turcas, dos de ellos correspondientes a la Liga de Campeones y sólo uno más de los que acumula esta temporada debido a la lesión de Marc-André Ter Stegen. Salvo contratiempo o giro radical de los acontecimientos, se mantendrá bajo palos hasta febrero. 

¿Ha merecido la pena?: "Al fin y al cabo, todo el mundo quiere jugar y sentirse importante dentro del equipo. Por otra parte, sé cuál es mi rol y mi pensamiento no cambia ahora que puedo sumar minutos e intervenir de forma directa en el equipo".

La titularidad, ¿premio a la constancia?: "En el rol de segundo portero hace falta tener paciencia, porque nunca sabes cuándo te llegará la oportunidad. Tienes que estar preparado al máximo para rendir si se te necesita y entrenarte siempre como si tuvieras que competir. De repente, te puede tocar competir de un día para otro. Por eso, desde el primer momento he querido aprovechar cada entrenamiento para mejorar. Al lado de mis compañeros y de un portero como es Marc, se aprende mucho".

La oportunidad, ¿un caramelo envenenado?: "Hubiera querido jugar en cualquier circunstancia, pero sí que es verdad que no he entrado en la mejor época. En cualquier caso, en todas las temporadas hay rachas mejores y peores. Si te toca entrar en una mala, hay que bajar la cabeza e intentar hacer lo máximo posible para ayudar al equipo a salir adelante".

El entorno siempre es importante: "Muy importante, sí. Mi pareja y mi familia son quienes me aguantan. Es importante saber escucharles porque me ven en los buenos y en los malos momentos".

Está mejor físicamente: "Cuando no compites necesitas retos que te lleven al límite a diario. Si no, todo es más difícil. Jugar a menudo es incompatible con el gimnasio, pero no ha sido mi caso. Me marqué el objetivo de ganar potencia y masa muscular, algo que me ha proporcionado muchos beneficios. Lo he notado en los entrenamientos y en los partidos".

Un espejo donde mirarse 

La relación con Ter Stegen: "El portero que juega sabe cuál es su papel y el del otro. Tratamos de ayudarnos al máximo y de hacernos mejores mutuamente, al tiempo que competimos por la portería. Ambos nos entrenamos con la máxima exigencia".

Víctor Valdés, su ejemplo a seguir: "Así es. Cuando era niño, a los cinco o seis años, el portero que vi en la portería del Barça fue él. Como ya era culé, tiré para casa y, por eso, fue mi ídolo".

Lo que más le gustaba de Valdés: "Cómo respondió a la idea de empezar el juego desde atrás que proponía Guardiola, haciendo que el portero participara como un jugador de campo más con los pies. Lo hizo con valentía y carácter. Fue un referente en este sentido. Si fallaba lo volvía a probar. Esa mentalidad es admirable".

Medio año de pasión turca

La confianza del cuerpo técnico: "Cuando llegó Xavi yo había estado varias temporadas en el filial. Me dijo que veía potencial en mí para ser portero del primer equipo y yo le respondí que, para que así fuera, necesitaba salir y verme competir en otro sitio. Debo agradecerle que me dejara marchar cedido en ese momento, a mitad de temporada. Me dio toda la confianza y cuando volví me dijo que veía condiciones en mí para competir con Marc. Por eso renové la pasada temporada".

La salida, ¿una buena decisión?: "Necesitaba un cambio de chip. Cuando eres joven necesitas minutos de calidad. Estoy muy orgulloso de haber aprovechado la oportunidad. Era una decisión arriesgada porque el equipo estaba cerca del descenso y yo tenía que suplir al capitán y al ídolo local, Muslera, que estaba lesionado. Allí encontré a un entrenador como Domènec Torrent y a Ricard Segarra, el entrenador de porteros, que había estado en el Barcelona. De hecho, ellos me convencieron y descarté otras propuestas que tenía de LaLiga española. Y acerté".

La experiencia de trabajar con Torrent: "Quería ir a un equipo con una metodología de juego lo más parecida posible a la del Barça y Domènec ha trabajado con Guardiola muchos años. Sabía lo que me pediría y él sabía lo que yo podía darle. Esto es lo que acabó de decidirme".

Su relación con Fernando Muslera: "Muy buena. Es una institución allí, hace once o doce años que juega y ¡habla turco! Llegué porque él había sufrido una lesión grave en el menisco y me ayudó mucho, como profesional y en el ámbito personal. Le tengo mucho cariño, hablamos de vez en cuando".

Ambición por doquier

Su debut en el Camp Nou fue con el club de Estambul: "Hice un clic mental. Me demostré que podía ofrecer un buen nivel en la alta competición. Estoy muy contento de esa actuación. Seguramente sirvió para que acabara de convencer al Barça".

La afición le aclama, ¿qué siente?: "Orgullo y agradecimiento. Desde el primer día que me ha tocado entrar en el once titular me han demostrado cariño y confianza. Y esto te ayuda mucho a competir".

El Nápoles, rival en Champions: "Al empezar la temporada habríamos firmado el rival más difícil, porque eso quería decir que, después de dos años de no hacerlo, pasábamos la liguilla. El objetivo era ser primeros de grupo y lo logramos. Nos hemos demostrado que podemos competir y llevar al Barça donde debe estar, que es entre los mejores. Ya veremos cómo llegamos los dos equipos. Creo que será importante hacernos fuertes en casa".

Objetivo profesional: "Todos queremos ser titulares. Si te conformas siendo el segundo, terminas no siendo ni el segundo. Sé cuál es ahora mi rol en ese equipo; si en el futuro puedo ser el titular indiscutible, mejor".