Una vez que finalice LaLiga, se producirá la esperada reunión entre el presidente, el entrenador y el director deportivo. Algo habitual en todos los clubes, pero que se presume más controvertida en el caso del Barça. 

Después de la dimisión de Xavi y de su marcha atrás, ayudado por el apoyo de los jugadores y de la propia directiva, unas declaraciones sobre la situación económica del club y la comparación con el Real Madrid, le dejaron en mal lugar a ojos de un Laporta enfadado por lo que consideraba una falta de respeto a la institución y a él mismo, pues esas palabras no tenían nada que ver con lo que le dijo para aceptar continuar en el banquillo la próxima campaña. 

Ante esta situación, el dirigente culé tomó la determinación de volver a peinar el mercado de entrenadores mientras reflexionaba sobre qué hacer con el de Tarrasa. Algo que se sabrá tras el final de LaLiga. 

Mientras tanto, el técnico ha querido en sus últimas comparecencias minimizar el efecto de lo que dijo, asegurando que nada ha cambiado y que se siente con fuerzas y con ilusión para poder competir por todos los títulos. La decisión, en todo caso, la tiene Laporta. Aunque mucho tendrá que ver también lo que costaría, unos 15 millones de euros, echar a Xavi en este instante.