Italia y el mundo del fútbol continúan aturdidos por el atentado que se produjo ayer en un Carrefour de Assago, al norte del país. Un hombre de 46 años y con problemas psicológicos, Andrea Tombolini, que ya había estado internado en psiquiatría por depresión severa (en fechas recientes incluso había acudido a urgencias por haberse golpeado violentamente en la cara y la cabeza), apuñaló a cinco personas.

Este ataque se cobró la vida del cajero Luis Fernando Ruggieri, que no pudo recuperarse de las heridas mortales que el agresor le hizo en el cuello. Pablo Marí fue apuñalado en la espalda, pero su vida no corrió peligro y este viernes ha sido intervenido quirúrgicamente con éxito para reparar los tejidos musculares lesionados. La operación se ha llevado a cabo en el hospital Niguarda de Milán, donde el valenciano ha sido sometido a anestesia general y se prevé que permanezca ingresado durante los próximos dos o tres días y que pueda volver a disposición de su entrenador Raffaele Palladino a comienzos del año que viene tras una recuperación que se estima que dure alrededor de tres meses.

Según el director de cirugía general del Niguarda, Osvaldo Chiara, fue su musculatura la que salvó al jugador: "La masa muscular es tal que el cuchillo no pudo llegar al pulmón. De haberlo hecho, la situación podría haber sido de mucho más riesgo".

Carrefour retira los cuchillos y cierra por luto

El centro comercial donde se produjo el atentado ha anunciado que "se han retirado todos los objetos punzantes de todas las tiendas" para que no haya un efecto llamada y otra persona pueda emular a Tombolini. 

Además, la tienda permanecerá cerrada hoy viernes "en señal de respeto por el empleado Luis Fernando Ruggieri, fallecido a consecuencia del atentado, por su familia y por todos los demás heridos implicados en el incidente", tal y como ha expresado el grupo en un comunicado de prensa, que también ha activado el apoyo psicológico para todos los colaboradores que presenciaron el ataque.

Adriano Galliani: "Nuestros jugadores estaban llorando"

El CEO del Monza, Adriano Galliani (78), ha estado pendiente de Marí en todo momento. Ya le visitó en el hospital tras el atentado y este viernes también ha acudido al centro para comprobar qué tal salió la operación.

"Si no hubiera tenido la musculatura de un atleta, el cuchillo probablemente se habría hundido. Estoy contento con el resultado de la intervención, pero pedimos posponer el próximo partido del campeonato", ha comentado el directivo en referencia al Monza-Bolonia que se tiene que disputar el próximo lunes. "Anoche nuestros jugadores estaban llorando, fue terrible. Solo sabíamos que a Pablo le habían apuñalado. Los chicos insistieron en venir al hospital ayer jueves, querían saludar a Marí y estar cerca de él en un momento complicado”.

Esta petición aún no ha sido respondida por la Serie A, como ha relatado Galliani: "Los chicos están en shock y no sabemos si nuestra petición será aceptada o no". 

Massimo Tarantino ayudó a frenar al atacante

Uno de los héroes improvisados del atentado fue el exjugador de equipos como el Nápoles, el Inter o el Bolonia Massimo Tarantino, que se encontraba en el lugar de los hechos y fue de los primeros en ayudar a detener al agresor. "No hice nada en particular, no soy un héroe. Simplemente estaba gritando", ha aseverado el exdefensor de 51 años que se retiró en 2006 y desde entonces ha desempeñado labores de director deportivo.