Bayern Múnich y Arsenal tenían esta tarde-noche una gran oportunidad de adornar su temporada. Los bávaros se despidieron matemáticamente de cualquier opción de conquistar la Bundesliga el pasado domingo con la celebración del título del Leverkusen. Por su parte, los Gunners desaprovecharon una importante oportunidad el fin de semana de asentar el liderato y cayeron a la segunda posición. Tras el empate de la ida, todo estaba preparado para un gran partido en el Allianz Arena.
Un partido que los locales intentaron encender después de que Leroy Sane hiciera de las suyas y Harry Kane disparara fuera por poco (3ª). La batalla en el centro del campo fue uno de los grandes problemas de los primeros compases, con el Arsenal haciéndose con el control del balón pero haciendo poco con él. El Bayern intentó abrir el juego, sobre todo cuando Sané se internó por la banda (15º), pero el primer cuarto de hora fue bastante decepcionante en cuanto a ambición. El resto del partido no fue mucho mejor, con ambos equipos poco dispuestos a lanzarse de cabeza a por el partido.
Sin embargo, hubo ocasiones, como un contragolpe mal resuelto por Raphaël Guerreiro (23') justo antes de que Jamal Musiala enviase un disparo por encima de los guantes de David Raya. El Arsenal respondió con un disparo frustrado de Martin Odegaard que a punto estuvo de pillar desprevenido a Manuel Neuer ( 29º), lo que despertó a los Gunners, con Martinelli desafiando a su vez al guardameta alemán. Pero el falso ritmo del partido influyó en el espectáculo ofrecido. Muchos cortes, demasiadas faltas, las jugadas a balón parado trajeron un poco de peligro, pero nada trascendente. Al descanso (0-0), nos quedamos claramente con ganas de más.
El Bayern se lanzó al ataque inmediatamente después del descanso, y en menos de un minuto, un espléndido cabezazo de Leon Goretzka y un remate frustrado de Guerreiro se estrellaron en los palos. El Arsenal estaba siendo presionado y pasaba apuros en ataque, con Bukayo Saka perfectamente rodeado por la defensa bávara. Los Gunners estuvieron a punto de facilitar las cosas a sus anfitriones, con un remate que a punto estuvo en convertirse en gol en propia puerta de Gabriel (57').
Al final, fue el desborde de Sané el que marcó la diferencia. Su centro fue desviado por Raya y recogido por Guerreiro, que dio asistencia perfecta para que Joshua Kimmich, de cabeza batiera al guardameta visitante (63'). El partido se abrió por fin, y el Arsenal demostró no estar a su mejor nivel, como se pudo ver en una jugada en la que Mazraoui desbordó y pudo conseguir al segundo. Arteta movió su banquillo esperando que llegaran soluciones como sucedió en la ida.
Pero el efecto de los cambios tardó en llegar, y el Bayern volvió a pisar el acelerador para intentar ampliar la ventaja, a pesar de que Neuer tuvo que intervenir en algunos saques de esquina. El portero dio seguridad a su zaga y fue infranqueable para un ataque tan desorganizado como el del Arsenal, que sin embargo vio cómo Odegaard ponía en apuros al internacional alemán (88') antes de una situación confusa al final del partido. Fue demasiado poco y demasiado tarde.
El Bayern ganó 1-0 y pasó a semifinales. Era un resultado lógico, dado que los bávaros habían hecho más y, sobre todo, habían querido más. El Arsenal puede culparse por no haber sido lo suficientemente ambicioso para darle la vuelta al partido. Como siempre, el fútbol es un deporte en el que juegan 11 contra 11 y acaban ganando los alemanes. Aunque no fueran los mejores. Una lección para los próximos rivales del Bayern, sean quienes sean.