España revalida en la India su título de Campeona del Mundo y liquida el honor de Colombia

Publicidad
Publicidad
Publicidad
Más
Publicidad
Publicidad
Publicidad

España revalida en la India su título de Campeona del Mundo y liquida el honor de Colombia

España supera por la mínima a Colombia
España supera por la mínima a ColombiaRFEF
Un gol en propia puerta de Guzmán hace a España subcampeona del mundo. La roja sufre con Colombia en el tramo final del partido pero encuentra gracias a una trancisión defensa ataque bien ejecutada el único tanto del encuentro

La fuerza no viene de una capacidad física. Viene de una voluntad indomable, decía Gandhi. En la India, la voluntad es una palabra cercana al éxito, a la resistencia, a la capacidad irrefutable de la lucha que enciende y une los corazones... O los destroza. 

En Bombay, la popular frase del filosofo hindú estuvo más presente que nunca. El punto: la final del Mundial femenino sub 17. Colombia, un equipo fuerte, agresivo, que buscó a través de las trancisiones defensa-ataque generar peligro, destacó por su capacidad física. España, en cambio, no sobresalió por efectuar carreras de 100 metros. Por las llegadas directas o por el orden defensivo. España destacó por la voluntad. Por el fútbol. Por el eterno tiki-taka concensuado. Por la posesión. La bendita posesión. 

El partido en sí fue equilibrado. En fragmentos, incluso, Colombia llegó a ser superior -en especial en el tramo final-. En la primera parte, los dos planteles dedicaron los 45 minutos para analizar, para leer, para intentar mover como piezas de ajedrez las fichas de forma adecuada. Pocas llegadas. Juego cortado. 

En la segunda, la historia cambió. Con la salida de los vestuarios, España demostró una versión incisiva. Intensa. Lejos de la pasividad expuesta en puntos específicos de la primera instancia. 

España empezó a inquietar el arco de Linda Agudelo. La joven portera colombiana de 15 años mantuvo el arco en cero para el equipo caribeño cuando, al minuto 81, Guzmán envió un balón mal rechazado a su propia puerta. 

Un gol en contra de Guzmán. Un tiro al larguero de Vicky. Una carrera box to box de Linda Caicedo que detuvo la respiración de las españolas. El suspense se apoderó de los últimos minutos de la final del mundial femenino sub 17. España y Colombia, dos países que plasman dos maneras distintas de comprender, analizar y entender el fútbol, veían como el paso de los minutos se hacía eterno. 

En Madrid, en Barcelona, en Valencia, las familiares de las futbolistas querían que el reloj pasara rápido. En Colombia, al otro lado del Atlántico, esperaban que se detuviera. Que las chichas que llegaron solas, con un leve respaldo de la Federación Colombiana a una final de un Mundial encontraran un milagro. Una salvación. 

La India, infortunadamente para las caribeñas, no es un lugar de milagros. No existe solo un Dios. Y en Bombay, en la final del Mundial sub 17, la deidad encargada de regir el deporte -si existe- decidió que España revalidaría su condición de campeón. Justo para algunos. Corto, para otros.

La lucha, en escencia, impulsó los latidos de los corazones de la hinchada de la roja. Otro título más. Año tras año, el sistema que ejecuta la Federación demuestra que el trabajo constante y las ganas solventan crisis y crean etapas inescrutables. 

La efectividad de España une los corazones de un país acostumbrado al éxito en el deporte. Colombia, por su parte, despierta del sueño de una forma cruel, pero esperanzadora. Las caribeñas pierden, con honor, la definición del certamen. España revadila, con voluntad, su título. Un título de oro. Un título Mundial.