Los jugadores extranjeros insisten en discutirle el trono del baloncesto mundial a Estados Unidos en su propia casa. En los cinco últimos años parece que han conseguido hacerlo llevándose el MVP de la NBA por delante de estrellas consagradas como LeBron James, Stephen Curry o Kevin Durant.

En 2019, Giannis Antetokounmpo abrió la veda regalando a Grecia su primer entorchado. En 2020 el heleno volvió a repetir. En 2021 y 2022, el trofeo que reconoce al mejor hombre de la temporada regular viajó a Serbia de la mano de Nikola Jokic. Ahora, el elegido ha sido un Joel Embiid que se ha convertido en el segundo africano de la historia en alcanzar dicho logro desde Hakeem Olajuwon (1994).

Este dominio de los deportistas de fuera es un claro signo de que la NBA está cambiando. Los tres últimos MVP son los líderes indiscutibles en sus equipos. Esa dinámica va en aumento con el paso de las temporadas. Tenemos el caso de Luka Doncic, jefe absoluto de los Dallas Mavericks desde su ingreso a la liga. Ni siquiera la llegada de Kyrie Irving al cuadro texano puso en peligro el estatus del esloveno.

También en las pocas ocasiones en las que Estados Unidos visita competiciones FIBA se ha podido comprobar que las distancias se van estrechando. En el Mundial de 2019 el combinado americano ni siquiera se metió en semifinales y la victoria en la final cayó del lado de España. En los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 los ‘yankees’ se llevaron el oro, pero tuvieron que sudar de lo lindo para doblegar a Francia en el duelo decisivo.

La NBA está cambiando y el que no lo vea debería revisarse la vista. El hecho de ser estadounidense ya no garantiza estar un punto por encima del resto y Joel Embiid lo ha vuelto a demostrar. Este verano EE.UU. volverá a salir de su zona de confort para disputar una nueva Copa del Mundo, ¿podrán recuperar su trono?