Fue la única canasta en todo el encuentro que anotó el de Mahón. Pero, a veces, no es la cantidad sino la calidad. Y esa le sobra al veterano escolta del Real Madrid, al que no le tembló la muñeca cuando se elevó al cielo de Kaunas, miró al aro y lo enamoró para que abriese sus brazos y acogiera su balón.
"Es una alegría tremenda. Todavía no me lo creo porque ha sido la única canasta que he metido en el partido. Hemos hecho un gran trabajo durante la temporada y estamos muy contentos de lo que hemos conseguido", acertaba a decir Llull tras la consecución de la Undécima.
"Esto es ADN Real Madrid: corazón y carácter. Cuando falla la táctica, sale ese ADN de no rendirnos. Tuvimos un playoff durísimo e hicimos historia remontando el 0-2 contra el Partizan. Luego, en la Final Four nosotros sí creímos en que podíamos ganar y lo hemos hecho. Las tres Euroligas que tengo son muy especiales", explicaba.
Una leyenda
Aun así, con todo el protagonismo del mundo para un lanzamiento que ya quedará en los anales de la historia, Llull repartía méritos y lanzaba un deseo, el de seguir jugando en el Real Madrid.
"No me considero una leyenda. Espero estar muchos años jugando en este club. El entrenador ha pintado la jugada para mí en el tiempo muerto, me ha obligado él a tirar. Por suerte, ha salido bien. Intenté ir a mi derecha y me paré en el medio de la zona porque su jugador grande estaba dentro y el mío me había dejado un metro. He elevado la pelota y ha entrado, así que genial. El entrenador y mis compañeros creen en mí para este tipo de tiros y estoy muy contento de ayudar a ganar".