Su impronta ya ha quedado clara desde el primer momento, y fue de hecho, junto con lo conseguido como seleccionador de Canadá en el pasado Mundial, lo que convenció a los responsables de los Nets para apostar por el técnico español. Quiere ganar, pero como parte de un proceso que asegure los cimientos de un equipo poderoso.
"Tendremos resultados enseguida. Ganar es extremadamente importante, pero la manera en que queremos hacerlo es un éxito sostenido, queremos hacerlo a la larga". Así se ha presentado Fernández en Brooklyn. Porque para él es necesario sentar las bases de sus ideas en la cabeza de sus jugadores. No quiere estrellas sino un equipo. Una visión muy europea y no tan americana.
"Quiero un equipo competitivo en ambos lados, que los unos se preocupen por los otros, que sea altruista. Él exito individual siempre llegar por el éxito colectivo. El proceso es importante, hay pasos necesarios que tomar, pero lo más importante para mí es creer en el éxito colectivo por encima del individual", ha argumentado.
Si cala su concepto, lo mismo podría definirse como "estilo Brooklyn". Lo que está claro es que Jordi Fernández tiene muy claro lo que desea y cómo lo desea, sin olvidar a aquellos que les ayudaron, como Sergio Scariolo, Mike Brown o David Blatt, entre otros, y de dónde viene. "Es un honor representar al baloncesto español, catalán y de Badalona" en la NBA, ha dicho.
Mucho trabajo tiene por delante el jefe de los Nets para mejorar el 32-50 con el que ha finalizado fuera incluso de los play-in una franquicia que tiene a Mikal Bridges, Ben Simmons, Cameron Johnson o Dennis Schröder como jugadores más reconocidos.