La película del primer tiempo del Portugal-Ghana la hemos visto muchas veces. Un equipo que quiere atacar, que maneja la posesión, pero que no encuentra espacios ni se ve capaz ante un rival cuya única misión es la de defender a la espera de un error que le permita explotar la velocidad de sus delanteros. Dos métodos válidos para conseguir el objetivo de la victoria pero que, unidos, suelen ofrecer encuentros sosos, más aburridos que una carrera de caracoles, sin ningún atractivo. La excusa perfecta para un espectador neutro que quiera sestear.
Quiso romper ese aburrimiento general el más motivado de los 22 jugadores sobre el campo, el único ya sin equipo, Cristiano Ronaldo. Pero el capitán luso no está en su mejor forma y se nota. Un error infantil a la hora de sacar el balón jugado desde atrás de los ghaneses lo aprovechó Bernardo Silva para encontrar a CR7, pero el control se le fue lo suficientemente largo como para permitir a Zigi impedir con claridad su remate.
El propio Ronaldo tendría otra oportunidad, un testarazo que envió al limbo después de colgarse del cielo de Catar. El salto vertical, extraordinario, pero el remate, como el que cierra los ojos, le dan diez vueltas y no sabe por dónde anda.
La fiesta, en las gradas
Por ahí, casi siempre intentándolo por el centro, Portugal chocaba contra el muro de los ghaneses. Mientras, a cincuenta metros de su área, lejos del balón y de cualquier zona de acción, Iñaki Williams deambulaba esperando un balón que nunca llegaba.
Así que la fiesta no estaba sobre el terreno de juego sino en la grada, donde la fantasiosa afición de los africanos no paraba de bailar y de cantar. Qué derroche de energía y de alegría.
Ni siquiera el gol anulado a Ronaldo tras deshacerse con demasiada fuerza de su par, o el posible penalti a Joao Félix en la lucha por un balón dividido, les mermaron sus ganas de disfrutar del Mundial.
Eso sí, lo de acercarse a la meta contraria, ya habría que dejarlo para la segunda mitad. Esa era la idea de Addo, jugar con la ansiedad de los de Fernando Santos, quienes se desesperaban en su impotencia conforme pasaban los minutos. Y a punto estuvo de salirle bien gracias a una conducción de 40 metros de Kudus que finalizó con el ‘huy’ en las gradas tras un disparo desde la frontal que salió lamiendo el palo del inédito Diogo Costa.
Portugal desesperada... hasta el penalti
Fue el punto de inflexión del encuentro. Porque los ghaneses se animaron, se imaginaron la victoria… y se olvidaron de cerrar huecos. Y ahí Ronaldo buscó las cosquillas a Salisu, que llegó tarde por unas décimas. Las suficientes para tocar a la estrella portuguesa y recibir el castigo del penalti. CR7 no iba a fallar, era su momento, y abrió la lata. Miles de ‘Sius’ se escucharon en Doha. Pero ni diez minutos duró el festejo. Viendo todo perdido, Ghana se abrió para sumarse al ataque. Y a las primeras de cambio, André Ayew encontró el tesoro. Menudo agujero entre los centrales ibéricos.
Vuelta a empezar, pero con un encuentro más abierto. Se acabó el especular y a buscar el triunfo, que es lo que vale. Y en el cuerpo a cuerpo, jugando a lo mismo, la ventaja era portuguesa. Porque lo que es correr, los futbolistas ghaneses son únicos, pero con el balón en los pies ya es otra cosa. Lo demostró, para mal, claro, Baba. Perdió un balón que Bruno Fernandes aprovechó para contactar con Joao Félix. Y el del Atlético se iba a gustar estrenándose como goleador en un Mundial de tiro cruzado ante la salida de Zigi.
Sólo tres minutos después, otro robo de balón del propio Joao acabó con toques de Cristiano y de Bruno Fernandes llegando a Rafael Leao. Y el milanista, suplente, también se quiso reivindicar batiendo al meta rival con otro disparo ajustado al palo.
Sin Cristiano, Joao y Bruno, gol de Ghana
Con el 3-1 a tres minutos del final, Santos decidió quitar a sus magos del balón. Y el fútbol le castigó con un cabezazo de Bukari en el segundo palo que se convirtió en el 3-2 y que puso el miedo en el cuerpo a los lusos. Craso error de marcaje de Joao Cancelo, que se olvidó de mirar hacia atrás.
Sufrimiento hasta el final que aún pudo ser incluso peor si Iñaki Williams no llega a resbalarse cuando le robó el balón a un despistado Costa, que puso el balón en tierra sin darse cuenta de que el delantero de Bilbao estaba esperando detrás de él. La cara de decepción del mayor de los Williams era todo un poema después del resbalón más inoportuno de su carrera.
Victoria final de Portugal por 3-2 que deja muchas dudas, especialmente en el plano defensivo.
Jugador Flashscore del partido: Bruno Fernandes.
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