Damian Lillard ha atravesado momentos buenos, otros no tanto y algunos muy difíciles en Portland. Ha tenido oportunidades para salir a mercados más atractivos e incluso ofertas para unirse a LeBron James (37) y buscar el anillo. Sin embargo, siempre ha preferido mantenerse en la que considera su casa y tratar de llevar al equipo de Oregón a lo más alto.
La lealtad suele tener premio y más cuando eres uno de los mejores jugadores de la última década. El cinco veces All-Star atesora numerosos récords de anotación de la franquicia y sigue sumando, lo que complicará mucho batirlos a los que vengan por detrás.
No es un secreto que Lillard es una auténtica máquina de meter puntos. En lo que llevamos de campaña 2022/23, el base de Oakland lleva una media de 28,3 puntos por noche y es el noveno de la NBA en dicha estadística, aunque todavía no aparece en la clasificación por no haber jugado el mínimo de 20 partidos -lleva 19-.
Sus números le han llevado a ser el máximo anotador de la historia de los Blazers con 18.048 puntos hasta el momento. En el último partido rebasó a Clyde Drexler (60) y otra leyenda del equipo como LaMarcus Aldridge (37) le mira desde la tercera posición hace tiempo.
La capacidad para anotar desde más allá de la línea de tres le ha facilitado alcanzar las mencionadas cotas. Es uno de los hombres con mejor porcentaje en los triples desde más allá de los ocho metros y en el presente curso ha mejorado su acierto general subiéndolo hasta el 40,4%.
Ese dominio de la materia le coloca como el mejor triplista de Portland con 2.229, a gran distancia del segundo, su ya excompañero CJ McCollum (31), que convirtió 1.297. Además, Lillard también es el líder histórico en actuaciones con 5+ y 10+ triples anotados.
Hombre de un solo equipo
Sin duda, hace tiempo que podría haber llevado su voracidad a una franquicia en la que le hubiese resultado más fácil ganar un anillo, pero no ha sido así. Ha preferido tomar el camino difícil. En Portland ha colocado su nombre como jugador con más partidos de 20, 30, 40, 50 y 60 puntos. Uno de esos tipos que nos recuerdan al desaparecido Kobe Bryant, que no es poco.
Él nos ha hecho vibrar como ningún otro sin necesidad de ganar siempre en una sociedad en la que lo que más se valoran son los títulos. Ha preferido construir legado en Oregón, un mercado no demasiado atractivo para las figuras sobre el papel. Así que no le llames Damian Lillard, ¡mejor llámale Mister Blazer!