Es un día grande en el Santiago Bernabéu, de esos que a la afición le gusta vivir y los que el equipo, ahora dirigido por Carlo Ancelotti, se ha acostumbrado a repetir de manera habitual en la última década. Esta noche, a eso de las 23.00 horas, si no hay prórroga y penaltis, el Real Madrid podría estar en su 18ª final de la Champions League.
Para ello, primero deberá eliminar al todopoderoso histórico Bayern de Múnich (21.00 horas, Movistar+), con el que empató 2-2 en la ida disputada la semana pasada en el Allianz Arena. El rival es de gran entidad y la cita sumamente importante para la entidad merengue, como cada compromiso de la máxima competición continental.
La hinchada, que comenzó a llegar antes de las cinco de la tarde, ha entendido perfectamente la relevancia del momento y lo ha demostrado con un recibimiento a la altura del Rey de Europa. Pasadas las 19.30 horas, el autocar que transportaba a la plantilla hizo acto de presencia en las inmediaciones del templo blanco, lo que ha hecho estallar de júbilo a los fieles que esperaban allí desde mucho rato antes.
Flashscore ha vivido en primera persona cómo el humo de las bengalas abrazaba el carruaje en el que los concentrados jugadores entraron al recinto en el que se disputará el decisivo choque. Las voces de miles de personas entonaron de manera sincronizada varios cánticos de apoyo.
La batalla está servida y la ilusión es desbordante. Solo queda ver si la motivación ha sido suficiente para que el Real Madrid pueda estar en Wembley (Londres), enfrentando al Borussia Dortmund, el sábado 1 de junio, en busca de su 15ª Orejona.
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