Jakob Ingebrigtsen vivió una jornada de ensueño en la Liga de Diamante, que se ha trasladado a Eugene durante los últimos días. No es el único que se va contento ('Mondo' Duplantis superó la barrera de los 6,23 metros, Gudaf Tsegay escribió su nombre y apellidos en los 5.000m, Marileidy Paulino venció en los 400m lisos y tanto Shericka Jackson como Andre de Grasse reinaron en los 200m), pero él puede presumir de haber grabado su nombre en hasta dos nuevas marcas continentales.
Su primer gran registro llegó el pasado sábado, fecha en la cual tenía 1.609 metros por delante (una milla). Corrió algo menos de la mitad sin liebre, pero eso no fue un impedimento para lograr un espectacular 3:43.73. Es un gran éxito y, sin duda, se quedó a sólo seis décimas del marroquí Hicham El Guerrouj (3:43.73). Hay que retroceder hasta finales del siglo pasado, en julio de 1999, para encontrar este todavía inalcanzable e histórico tiempo.
Unas 24 horas más tarde, el domingo, volvía a calzarse las zapatillas para ponerle el broche de oro a un ya notable fin de semana. Esta vez tocaba ampliar distancia (3.000m). Como si no hubiera competido el día antes, sin aparentemente acusar la fatiga, se impuso gracias a un espectacular y ajustadísimo 7:23,63 (con apenas margen sobre Yomif Kejelcha, que llegó a meta en 7:23,64). Otro récord más para su dilatada y prometedora trayectoria.
Conviene recordar que Ingebrigtsen ya amplió su leyenda en los 2.000m al aire libre a principios de este mes de septiembre. Días atrás, a finales de agosto, sudó la gota gorda en Budapest para vencer a Mo Katir en la final de los 5.000m. Tuvo que esperar a la última recta para quitarle el oro al español, quien acabó muy satisfecho pese a acariciar el puesto más elevado del podio. El nórdico vuelve a demostrar que domina en un buen catálogo de disciplinas.