La sanción de la FIA a Red Bull sigue dando titulares. Después de una avalancha de reacciones que cayeron sobre la escudería austriaca, el CEO Christian Horner, respondió a las constantes críticas y declaraciones.
Horner, en un principio cuestionó las "acusaciones" hechas en Singapur. El directivo afirma que las acciones fueron "extremadamente molestas" para todos los miembros de la escudería, que tendrá que afrontar una dura reprimenda por exceder su límite presupuestuario en el 2021.
"Las acusaciones hechas en Singapur fueron extremadamente molestas para todos los miembros del personal, todos nuestros socios, todos los involucrados en Red Bull", dijo.
A pesar de la molestia por las acusaciones, Horner guarda un espacio para la autocrítica. El alemán espera "aprender" de los errores que cometió la escudería y así evitar futuras sanciones.
"Asumimos que hay lecciones que aprender. Se han cometido errores en nuestra presentación, que con el beneficio de la retrospectiva y a posteriori todo el mundo puede ser un especialista", explicó.
En medio de la autocrítica, Horner expone que ni él ni ninguno de los integrantes de su staff pensaban hacer algo "deshonesto". "No hubo nada deshonesto, y no hubo ninguna trampa como se ha alegado en ciertos sectores. Así que no creo que tengamos que pedir disculpas".
La buena actitud con la que el directivo tomó la sanción de la FIA no es paralela a las reacciones de los contendientes de Red Bull. Varios equipos de la Fórmula 1 lanzaron fuertes críticas a la escudería por la determinación del organo rector del automovilismo e incluso opinaron sobre la magnitud.
En ese contexto, Horner advierte que Red Bull merece una disculpa. "Probablemente se merece una disculpa de algunos de nuestros rivales por algunas de las afirmaciones que han hecho", comenta.