España llegaba a los cuartos de final habiendo hecho historia porque nunca antes, en sus dos anteriores participaciones (2015 y 2019), había dejado atrás la ronda de octavos. Era el mínimo objetivo que se le podía exigir a un equipo con varias campeonas de Europa. La presión quedaba atrás y la ilusión ganaba terreno por tener las semis a 90 minutos.
Países Bajos amenazaba con poner muchas más dificultades que Suiza, aunque tardaron mucho en ponerlo en práctica. Al inicio, Esther González y Alba Redondo acapararon una cuota importante de protagonismo en ataque e incluso fabricaron lo que parecía el 1-0, anulado por fuera de juego. Aparte, la primera combinó con Jenni Hermoso en una bonita pared sin resultado y la segunda contactó con el poste hasta en dos ocasiones antes de que Daphne van Domselaar metiera las manos.
Con ganas de ganar
Las neerlandesas se encontraron con un auténtico rodillo y apenas se acercaban a la portería defendida por Cata Coll. Claramente superiores físicamente, se vieron muy desbordadas por las embestidas de un equipo que parecía darle continuidad a lo realizado en el anterior encuentro. El planteamiento volvía a dar frutos y sólo faltaba tener el mismo acierto que días atrás.
La Roja, que salió con sólo un cambio (Mariona Caldentey por Salma Paralluelo) queda pendiente del estado físico de Laia Codina -tuvo que ser sustituida-, volvía a encomendarse a la magia de una Aitana Bonmatí mucho menos participativa. Pese a que el número de faltas fue muy inferior (7 frente a 22), la primera tarjeta amarilla fue para Oihane Hernández, baja segura en semifinales. Ona Batlle, insistente en zona ofensiva, se erigió como una de las más destacadas el primer acto.
Un maremoto de emociones
No disminuyó la energía de Esther, que volvió a poner en apuros a la zaga Oranje. Todo cambió cuando Stéphanie Frappart silenció el estadio (32.021 espectadores) al señalar un inexistente penalti de Irene Paredes sobre Lineth Beerensteyn. Tuvo que acudir al VAR para cambiar su decisión y repitió visita al no ver una mano clara de Stephanie Van der Gragt tras un gran centro de Paralluelo. Fue su compañera Mariona quien se encargó de hacerlo bueno (81').
Quedaban nueve minutos (más 12 que añadió la árbitra) y eso era demasiado como para cantar victoria. Las vigentes de Andries Jonker se fueron a la carga con Beerensteyn como referente, pero para sorpresa de propios y extraños no fue ella quien celebró el empate, sino Van der Gragt. La zaguera, con alma de delantera, se coló entre la defensa e hizo soñar a su país.
A seguir escribiendo la historia
Con la prórroga por delante, Eva Navarro y Alexia Putellas fueron las elegidas para darle otro aire a la selección. La del Atleti puso chispa y la culé dio ese punto de magia y de pausa que se necesitaba. Todo pendía de un hilo que dominaba la ariete de la Juventus de Turín, quien tuvo hasta dos claros intentos, el segundo casi en la línea de gol, justo antes de que Salma decidiera la contienda en el 111'. Con clase y tranquilidad, certificó el billete para las (hasta ahora) desconocidas semifinales.
Jugadora Flashscore del partido: Salma Paralluelo.