José Rojo Pacheta es un entrenador carismático que vive el fútbol de forma especial. También es uno de los más queridos y valorados del fútbol español. Llevó al Elche de Segunda B a LaLiga Santander y se quedó sin la oportunidad de dirigirlo en la categoría de oro, algo que sí pudo disfrutar en Huesca. Su última experiencia también tiene cierto sabor dulce porque ascendió meses atrás, y no de cualquier forma, sino desplegando un juego tan vistoso com difícil de ver en la división de plata.

"Gracias por vuestra asistencia a esta rueda de prensa, la última, que es especial. La comunicación de mi cese ha sido, para mí, inesperada. Aunque las sensaciones no eran buenas, los 28 puntos de la clasificación invitaban a pensar con seriedad en la clasificación. Y me entristece no poder culminar este proyecto. A pesar de ser una situación dolorosa, forma parte de la dinámica del juego deportivo y profesional y así lo asumimos. Seguiremos adelante con nuestro inseparable espíritu positivo", apuntó.

El técnico explicó cómo han sido estas últimas horas tras perder en Madrid: "Quiero agradecerle al club que me haya protegido hasta el último día. Lo primero que pienso al sentarme en esta silla es en no meter la pata. Ayer me lo comunicaron después de entrenar. No he tenido ninguna interferencia, por eso vuelvo a dar las gracias", comentó Pacheta, quien definió la profesión como "jodida y maravillosa" y también tuvo tiempo para sacar pecho porque cada equipo que él entrena "se queda mejor".

Pacheta se muestra contrariado

"Queremos hacer una reseña y agradecer, como el alma del fútbol, al aficionado. Por su presencia continua y masiva al estadio, o alentándonos de manera efusiva por las calles vallisoletanas. Su ilusión era la nuestra. Por último, quiero desearle al Real Valladolid que obtenga los puntos necesarios para ese ansiado objetivo y agradecerle con todo el alma la oportunidad que nos ha dado a mi equipo técnico y a mí de dirigirlo, así que gracias a todos y aúpa Pucela", indicó el ya extécnico para terminar.

Pacheta, que deja "amigos" y va a los sitios pensando en que va a estar allí durante los próximos diez años, comentó lo siguiente: "Se defiende al entrenador hasta el último día y no hay nada más que hablar. Entiendo este deporte, aunque eso no está reñido con el dolor que yo pueda sentir. A partir de ahí, tengo que asumirlo. Esta es mi tercera destitución; y en las tres, dentro del objetivo. La cuarta, en la que no hubo renovación, después de conseguir algo impensable. No sé, algo estaremos... pero estamos".