La carrera de Loren Morón parecía ir de más a menos: su buen hacer en el filial del Real Betis, que competía en la extinta Segunda B (lo que ahora se conoce como Primera RFEF), le permitió ascender con los mayores. Y lo cierto es que firmó buenos números en la máxima categoría del fútbol español: siete goles en 15 encuentros en la temporada 2017/18, lo que se traduce en un fantástico promedio, y dos cursos más tardes llegó a la decena tras participar en 36 jornadas.

Pero entonces todo cambió para el marbellí, y no fue precisamente por falta de oportunidades (jugó 26 encuentros de LaLiga EA Sports en la campaña 2020/21 y sólo anotó un tanto). Así, jugador y club llegaron a la conclusión de que salir al Espanyol podía ser una buena alternativa. El préstamo, sin embargo, no resultó beneficioso para las partes; y su nueva cesión a Las Palmas tampoco le sirvió para revalorizarse pese al ascenso.

Tras toda una carrera vinculado al Betis, puso rumbo a Grecia en busca de su mejor versión. Nunca antes había competido en el extranjero, con todo lo que ello supone en todos los sentidos, y aterrizó en el Aris de Salónica. Tardó cinco encuentros en ver portería, en la derrota por 3-2 ante el OFI Crete, y aquello fue todo un impulso de cara a los siguientes meses (acumula 21 goles entre todas las competiciones y ha sido el máximo realizador en Liga).

El rendimiento del equipo no ha sido el esperado en el torneo doméstico, ya que se ha quedado muy lejos del liderato, y tampoco fue capaz de alcanzar la fase de grupos de la Conference. Así, todo lo positivo se concentra en la Copa, una competición en la cual ha rendido a un nivel sobresaliente. Este sábado 23 de mayo, a las 19h30 CET, intentará superar al Panathinaikos en una final que se presenta vibrante. El papel de Loren, clave.