Uno de los ideales de Xavi era empezar el 2024 con el pie derecho. La sufrida victoria contra el Almería, aunque dejó muchas dudas, le permitió a los culés tomar un aire y pensar que aún era factible luchar por varios títulos o incluso por el anhelado triplete. El ideal, sin embargo, no se ha llevado a cabo. De hecho, ha ocurrido todo lo opuesto en el primer mes del año para el Barça, que el miércoles consumó un nuevo desastre en manos del Athletic en San Mamés.
Sin la Copa del Rey al alcance, las posibilidades de ganar un título esta temporada se reducen: en LaLiga EA Sports el club no expone regularidad. En la Champions, se enfrentará al Nápoles, un equipo que también pasa por una crisis pero que es un hueso duro de roer para los favoritos.
Xavi, tras la caída, advirtió que su equipo va a competir por LaLiga y la Champions. No obstante, la realidad que refleja el Barça es contradictoria: tácticamente, la plantilla se queda corta. Sin Gavi, han perdido una conexión importante con la zona ofensiva. Robert Lewandowski ha sentido el impacto. En la defensa, Araujo es el más regular. Baldé debe mejorar en las trancisiones ataque-defensa y Koundé no ha encontrado su mejor versión esta temporada.
Pedri, De Jong, Gundogan y Lamine Yamal son los puntos destacables del conjunto. El canario es una pieza fundamental para Xavi. Gundogan se adaptó rápido a su idea de juego y De Jong, de lejos, es el mejor de la plantilla. Yamal se convierte en un proyecto interesante. Ferran levanta vuelo e ilusiona pero el Barça, que esperaba encontrarse en una situación diferente a finales de 2023, recibe la primera crisis de 2024 en enero, a cinco meses del cierre de las competiciones.