Los Spurs, a pesar de haberse convertido en los últimos años en un equipo perdedor, no dudan del técnico que les hizo tocar el cielo en los tiempos de David Robinson, Tim Duncan, Tony Parker o Manu Ginóbili.
Por eso le siguen pagando 16 millones de dólares por temporada. Para que, entre otras cosas, con el fenómeno Wembanyama como centro de todo, vuelva a construir una franquicia ganadora.
Pero ahora ya no lo hará como el técnico que más cobra en la NBA. Ese honor será para Steve Kerr, quien de la mano de Curry, Klay Thompson y Draymond Green marcó un antes y un después en la liga y en el deporte, con un juego abierto basado en los lanzamientos exteriores que prescindía de un pívot nato.
Con su idea de juego, ya tiene cuatro anillos en seis finales.
El exjugador de los Bulls de Jordan se hará de oro con su contrato de 35 millones de dólares por los dos cursos que seguirá dirigiendo a los Warriors. No es casualidad que su vinculación concluya a la vez que su estrella, Curry.
Una prolongación que está sentando de maravilla al equipo, que ha acumulado un 10-2 y están a cuatro victorias de los playoffs a pesar de los múltiples problemas que les han rodeado esta campaña en la que todavía tienen muchas cosas que decir.