Es uno de los clásicos del baloncesto español en las dos últimas décadas. Un partido grande, de los que llenan los pabellones -ya no quedan entradas-, en los que saltan chispas. Y en la que, en la mayor parte de ellos (41-99), ha salido triunfador el Barcelona. 

Pero este Unicaja va muy en serio. Ha igualado la mejor marca de triunfos, conseguida en los tiempos dorados de Sergio Scariolo en el banquillo verde hace casi 20 años, y quiere seguir aumentándola a costa de un equipo, el azulgrana, que está completando una temporada muy irregular. 

Llegan a la Costa del Sol con un balance en diciembre, entre ACB y Euroliga, de cinco encuentros ganados y cinco perdidos. Aunque ya clasificados para la Copa, aún no tienen garantizado ser cabeza de serie. De hecho, han perdido dos de sus últimos tres duelos en liga -ante Zaragoza y Manresa- y no pueden permitirse fallar más. Pero Roger Grimau y sus chicos vienen reforzados tras derrotar en Kaunas al Zalgiris. 

No se sabe, pues, qué Barça aparecerá por Málaga. Pero desde luego que tendrá que ser el que mejores prestaciones dé, no sólo con sus lanzamientos exteriores y rebotes, pues el Unicaja, actual campeón de Copa, lleva dos temporadas mostrando su mejor versión. Y más aún ante su público. 

"Un equipo muy poderoso"

Siempre prudente, Ibon Navarro, técnico cajista, ha avisado del potencial de los blaugrana. "Está todavía en construcción, de ahí un poco la falta de una línea más constante, sobre todo en cuanto a resultados, pero es muy normal. Es un equipo con mucho talento y muy peligroso. Jugaremos contra un equipo muy poderoso". 

Por si fuera poco, ha habido un brote de gripe en el vestuario malagueño, con algunos jugadores muy afectados. El último en caer, Dylan Osetkowski, que en caso de llegar lo haría mermado en su condición física.