Se lo tuvo que trabajar, especialmente en la segunda mitad, el cuadro de Chus Mateo, pero volvió a mostrarse como un rodillo al que nadie puede detener. Lo intentan y se acercan, como hizo el Tenerife, pero finalmente mueren en la orilla.
La victoria se basó en la exhibición de Tavares en la primera parte, especialmente en un primer cuarto que el Madrid dominó con mucha claridad (14-27). Una ventaja que mantuvo antes del descanso (34-47) con un Tavares inconmensurable (12 puntos sin fallo, 4 rebotes, 3 tapones y 21 de valoración).
Como decíamos, los isleños, bajo la batuta de Marcelinho Huertas y de Jaime Fernández, no se rindieron y dieron la vuelta a la tortilla en un tercer cuarto para enmarcar y para satisfacción de su hinchada (58-57). Lo que pasa es que no basta con llegar sino que hay mantener ese altísimo nivel. Es a lo que obliga el líder con su profundidad de banquillo. Si no anota ya Tavares, pues aparece Poirier. Y por eso, después del subidón canario llegó el bajón con un 3-18 que ya fue imposible de remontar.
Al final, triunfo visitante por 76-82 y cuarta derrota de un Tenerife encrustrado en la parte baja de la tabla.
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