Saiyans se había ganado el derecho a esperar directamente al turno de noche tras haber dejado en el camino previamente a 1K (4-3) y fue un espectador de lujo en la semifinal. Nunca habían llegado tan lejos y ya aguardaban para disfrutar de un día histórico en la capital de la Costa del Sol. Daba igual quién estuviese al otro lado. Tras quedar colistas en la Queens League y conseguir un pleno de victorias en el presente torneo, ganar se convertía en la única misión para esta segunda parada que ha hecho la competición por la geografía nacional -tras Barcelona y Madrid-.
Aniquiladoras empezó el partido con más ánimo. Ya fuese tras una jugaba elaborada o en un contragolpe, el peligro iba en una misma dirección (con diana anulada incluida). Y eso cambió cuando Mar Serracanta entró en juego con el balón. Tanto es así que su equipo empujó a su rival hacia su propia portería. Si aquella desafortunada mano había evitado que las de Espe Borrás se pusieran por delante, Pío FC vio cerca el esperado 0-1 en un penalti shoot-out.
Ni el lanzamiento del dado ni una espectacular chilena de Chivi Ferrer, esta ya en la segunda mitad, rompió el empate. Tampoco las arrancadas de Susi López y Gema Fernández, defensas con alma de centrocampistas; de esas que, como hacía Gerard Piqué (a pie de campo durante la cita), superan líneas y rompen esquemas. El resultado gafas imperó incluso después del gol de oro y todo se decidió de la única forma que quedaba (por medio de Judith Verdaguer).
A los pies de Aniquiladoras
Faltaba algo de ritmo en los compases iniciales de la gran final y para ello estaba Elena Benítez, que trató de agitar un encuentro que tenía visos de ser similar al anterior. Nada más lejos de la realidad porque, con el paso de los minutos, se sucedieron las ocasiones. Y cuando más apretaban las de Lluna Clark, apareció Chivi para adelantar a las suyas. El 1-1 pudo llegar de penalti, pero Ariadna Sáez se hizo grande bajo palos y pudo salvaguardar la reducida ventaja.
La propia Sáez, en un tres contra tres, fue capaz de anotar el 0-2 al borde del descanso. Duró poco la alegría porque encajaron de forma casi inmediata y tuvieron que lidiar con la angustiosa sensación de estar constantemente en el alambre. El buen hacer de la defensa, con Susi -luego le pidió matrimonio a su pareja- como pieza clave, sirvió para resistir ante las acometidas de un conjunto que, sin mucha inspiración en ataque, contó con el apoyo de un público (quizás por las ganas de prolongar la fiesta) que, luego, se rindió a las campeonas. No es para menos: el camino hasta La Rosaleda ha estado lleno de espinas.