Un buen delantero gana partidos. Una defensa sólida y un gran arquero ganan títulos. Todo futbolero lo sabe. En una campaña larga y extenuante la fabriación de un sistema que tome como punto de partida el funcionamiento de la última línea es uno de los ejercicios más complejos para un entrenador.
Quien mejor que Xavi para explicar esa sentencia. El de Terrasa sufrió en carne propia los matices defensivos del Barça y terminó en blanco su primer año como director técnico blaugrana. Su segunda campaña, en contraste, parece encontrar en el manejo de los retrocesos una fortaleza que sostiene al club catalán en la cima de LaLiga.
Las cifras exponen una mejoría notable del Barça: en 21 partidos, el equipo ha recibido siete goles. Seis dentro del área y uno fuera. Dos han sido de penalti y uno en contra.
En el trabajo del sistema sobresale un hombre que regresó a los terrenos de juego en diciembre después de recuperarse de una lesión muscular. Ronald Araujo (23) es el comodín de Xavi. El uruguayo es titular indiscutido en la plantilla blaugrana.
El pasado domingo contra el Villarreal realizó una función excepcional limitando la movilidad de Morales (35) y de Yeremy Pino (20). El central, sin embargo, fue sancionado con una tarjeta amarilla que le impedirá participar del próximo encuentro culé en Liga ante el Cádiz.
La sanción, pese a generar una baja importante en la defensa, exhibe dos caras. Por un lado, le brinda a Xavi la posibilidad de otorgarle descanso al charrúa. Por el otro, Eric García, castigado por la falta de minutos desde que regresó de Catar, presenta una oportunidad para redimirse en el Camp Nou.