Valencia desnuda las falencias defensivas de Holanda y evita su prematura clasificación

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Valencia desnuda las falencias defensivas de Holanda y evita su prematura clasificación
Valencia festeja su tercer gol en Catar
Valencia festeja su tercer gol en CatarAFP
El delantero anota el empate de Ecuador. La selección sudamericana domina a placer a la naranja mecánica. Van Gaal, consternado, ve como sus dirigidos son superados en materia física y sufren de gran manera sin el balón en los pies.

Un solo hombre no es suficiente. O eso creíamos. En Ecuador, Enner Valencia (33) es más que suficiente. El delantero marcó ante los Países Bajos su tercer gol en Catar y el tercero de la selección sudamericana, que luchó de principio a fin contra una naranja mecánica que aún no termina de ruborizar. 

Virgil van Dijk (31) es uno de esos hombres intimidantes, que con una mirada transmiten miedo, terror. O eso creíamos. Piero Hincapié, con 20 años, increpó, cabeza en alto, al defensor central neerlandés. No importa si el central conquistó todo con el Liverpool. Tampoco que le gana en estatura y en prominencia. El ecuatoriano frenó a Van Dijk. Al hombre de confianza de Klopp. 

El empate a uno no es un mal resultado para ninguno de los dos. Holanda, con poco juego y con algo de suerte, consiguió un gol tempranero gracias a un ferviente remate de Gakpo(23). El hombre del PSV conectó un latigazo desde la frontal que dejó sin opciones a Galindez (35). Era el minuto 6 y los Países Bajos dominaban. Van Gaal, tranquilo, no anotaba nada en su libreta. Observaba, a la espera. 

Más organizado que Senegal

Van Gaal, un hombre curtido en experiencia, sabe que en un Mundial no existe un rival fácil. Ecuador le preocupaba. Lo advirtió en la previa: “es más organizado que Senegal”. Y lo fue. Y estructuró un sistema a base de juego directo que puso contra las cuerdas a la línea de cinco neerlandesa. Y le entregó a Enner Valencia la llave del gol. 

La percepción de Van Gaal fue acertada. Después de observar, de analizar, y de estudiar el plan de Gustavo Alfaro, empezó a llenar de garabatos su cuaderno. Ecuador, en lugar de tumbarse con el gol de Gakpo, se levantó. En el primer tiempo, de hecho, el juez de línea anuló un tanto a Estupiñan. El lateral del Brighton definió con un compañero en posición irregular. 

En la segunda parte, el rostro de Van Gaal no era de observación. Las cámaras, enfocadas en sus reacciones, captaron un ápice de preocupación. Algo no le gustó al ex entrenador del Barcelona. Quizás fue la potencia física ecuatoriana. La unidad del grupo. El papel de Hincapié. Sí. Otra vez Hincapié. 

La sensación del técnico, de nuevo, fue acertada: Enner Valencia anotó en el minuto 49 el empate de Ecuador. El ariete definió sólo ante Nopper (28). Sin marca. Sin ningún defensor encima y con el arco de cara al gol. 

La decepción se apoderó del banquillo neerlandés. El clásico buff era evidente. En definitiva, algo no estaba bien. Y no lo estuvo ante Senegal. La victoria de los neerlandeses ante los africanos fue un espejismo. Senegal fue mejor. El fútbol, sin embargo, no es un deporte meritorio. Es un ejercicio cruel. Holanda empezó con triunfo en la primera jornada. También lo hizo contra Ecuador. Marcar goles no le cuesta a los de Van Gaal. Defenderlos sí. 

Un acto de fe

Latinoamérica es una región de fe. Creer es un hábito común, incluso cuando la esperanza está más que perdida. El viernes, el sí se puede que ilusionó a Ecuador en el Mundial de Alemania 2006 y que se convirtió en un himno para la región retumbó en Catar. El país sudamericano creía. Gustavo Alfaro gritaba "vamos a luchar. Vamos a pelear"desde la línea de banda. 

Al final no pudo ser. En la vida, los casis no valen. El fútbol es cruel, como lo habíamos mencionado antes. Holanda, sin fútbol, con pocas llegadas y con un Memphis (28) desconocido, rasguñó un empate que le deja con pie y medio en los octavos. Catar será el cierre de la frase de grupos para la naranja mecánica. 

Ecuador, en cambio, tendrá que vivir un nuevo acto de fe. Senegal, que superó al país del emirato en horas de la mañana, es la prueba reina. Ganar o morir. Creer que se puede y pensar que, a diferencia de otras oportunidades, la clasificación depende de uno solo. Un empate es más que suficiente para que los sudamericanos entren a los octavos. Al final, quizás sí se puede. Todo dependerá de la gestión de Alfaro que, con certeza, irá a luchar.