Ricky Rubio llevaba sin jugar desde el 28 de diciembre de 2021, cuando los suyos cayeron derrotados en la visita a New Orleans Pelicans (108-104). Se rompió el ligamento cruzado y empezó un calvario que lo ha mantenido fuera durante todo este tiempo, es decir, un año y dos semanas. Aunque tenía opciones de competir en 2022 porque las mejores previsiones hablaban de muchos meses, sin llegar a 365 días, ha tenido que esperar hasta esta última madrugada para disfrutar otra vez del baloncesto.
Noche perfecta para el ex de, entre otros muchos equipos, Joventut de Badalona: regresó a la pista, estuvo a un fantástico nivel y los Cavaliers sumaron la vigesimoséptima victoria del curso. La franquicia de Cleveland se ubica en la cuarta posición de la Conferencia Este, aunque ha disputado uno y dos partidos más que la mayoría de los rivales. Aun así, parece complicado que se queden fuera de los playoffs.
El catalán acaparó buena parte de los focos por su vuelta, sobre todo para el público español, aunque el gran nombre propio fue el de Damian Lillard (50 puntos). El estadounidense de 32 años casi dobla al segundo máximo realizador del partido (Donovan Mitchell cerró con 26). Estuvo especialmente acertado desde el tiro libre (13/15) y anotó cinco de los 13 intentos desde el triple.
La gran actuación a nivel individual de Ricky se explica de forma objetiva, más allá del mérito que tiene conseguir ese promedio tras tanto tiempo en el dique seco, a través de sus porcentajes, sobre todo porque acabó con un 50% desde la línea de 6,75 metros (2/4). Además, falló tan solo una canasta de dos puntos y otra ejecución más cuando se situó frente al aro tras recibir una personal. Y este es el punto de partida para un jugador llamado a darle un salto de calidad a los Cavaliers en la segunda parte de la temporada.