Hace muchas décadas hubo un ciclista al que apodaron el Caníbal porque lo quería, y lo conseguía, ganar todo. Ahora, en la Fórmula 1 se podría decir algo similar. Ese es Max Verstappen, bicampeón del mundo, que no cede la primera posición ni aun ayudando, que lo hizo a Checo Pérez.
El neerlandés le dio rebufo en la Q3 a su compañero, que lucha por el subcampeonato. Pero ni por esas pudo el mexicano superar su tiempo. Quedó segundo a más de dos décimas pero, lo más importante, por delante de su rival directo por esa segunda plaza, Charles Leclerc, por sólo cuatro centésimas.
El monegasco de Ferrari se tuvo que conformar con la tercera plaza con Carlos Sainz en cuarto lugar. No es un buen puesto para el madrileño, teniendo en cuenta que no podrá arriesgar ni adelantar a Leclerc para no arruinar las opciones de este con Checo.
La tercera línea al completo es para Mercedes, a los que se esperaba pletóricos.
Peor aún pinta para Fernando Alonso (41) en su última carrera con Alpine. Nunca estuvo cómodo con el coche, pasó de milagro a la Q2 y a pesar de su mejoría, no pudo colarse entre los mejores por 28 milésimas. Quedó 11º mientras veía cómo Esteban Ocon se situaba por delante, en la octava plaza. El francés le saca siete puntos en el Mundial y parece complicado que el asturiano pueda ganar a su compañero de equipo.
El único consuelo, que saldrá ya en los puntos gracias a la sanción a Ricciardo. Uno menos que adelantar.