La lesión de José Luis Gayà vuelve a evidenciar una realidad que es evidente, que es indiscutible y que tampoco vamos a descubrir ahora. Ocurre, además, tanto en selecciones nacionales como en clubes. Y es que no todos los futbolistas son iguales, por eso perciben diferentes emolumentos y no reciben tampoco el mismo trato, aunque esto tiene más que ver con la personalidad y el carácter de uno y otro. En el fútbol de élite, pese a la importancia del colectivo, las individualidades son muy determinantes.
El lateral izquierdo del Valencia sufrió recientemente, en un entrenamiento, un esguince leve de tobillo. El diagnóstico es bastante claro: baja para el primer partido y, salvo sorpresa, disponible a partir del segundo. Este contratiempo, en el caso de haber tomado una decisión más conservadora, hubiese dejado a Jordi Alba como único candidato para esa demarcación del campo. Ahora, con Alejandro Balde llamado a filas, vuelva a quedar perfectamente cubierto.
En el entorno del conjunto del Turia, sin embargo, no ha sentado demasiado bien la premura con la cual el técnico ha decidido prescindir de Gayà. Entienden que el de Pedreguer iba a estar muy poco tiempo en el dique seco y que el técnico ha tenido poca paciencia. El futbolista, lejos de criticar al propio Lucho, fue bastante cauto cuando le preguntaron por ello una vez ponía rumbo a España, aunque sin esconder la más que palpable tristeza.
Busquets, un intocable
Cada vez que Luis Enrique habla sobre Sergio Busquets, nace un nuevo mediocentro en tierras peninsulares. En su lado más optimista, incluso, hasta cree que puede estar capacitado para, dentro de cuatro años, jugar otro Mundial más. Se trata de una figura clave en el centro del campo de España y, además, fue uno de los mejores en la pasada edición de la Eurocopa.
El jugador del Barcelona regresó para el tercer encuentro de la fase de grupos, aunque, pese a que tuvo la posibilidad de buscar un recambio, decidió contar con Rodri Hernández para esos dos primeros partidos y esperar al '5', ausente por más tiempo que Gayà. El riesgo con Busquets también existía (es difícil medir si era mayor o menor que en el caso del defensor) porque no todas las personas daban negativo en la PCR después de siete o 10 días. En algunos casos, futbolistas inclusive, se hacía de rogar ese esperado momento.