En ocasiones, uno sueña despierto, se olvida de sus limitaciones y piensa a lo grande. Esa energía y adrenalina es lo que vivió el Girona en su regreso a la liga ACB cuando se vio en el primer cuarto ganando de 12 al supercampeón Real Madrid. Pero del mismo modo que uno se ilusiona, luego llega el hombre del saco y te despierta para darte de bruces con la realidad. Y esa realidad se tradujo en 17 triples con un 56% de acierto para los visitantes.
El partidazo de Marc Gasol (37), el primer jugador-presidente de la historia de la liga española, no fue suficiente para contrarrestar el arsenal y la profundidad de banquillo que maneja Chus Mateo. Marc sumó 34 créditos de valoración gracias a sus 21 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias. Si no está en la NBA aún es porque no quiere. Como Hezonja (27), que respondió al catalán con 5/7 en triples para sumar 23 puntos y 7 rebotes. Casi nada el croata.
Claro que la diferencia entre los dos tiene varios nombres: Llull, Yabusele, Musa o Sergio Rodríguez, por poner varios ejemplos, que hay más aún. Ante esa calidad, lo único que pudo hacer Aíto García Reneses en el día en el que se convirtió en el entrenador más veterano, con 75 años, en dirigir en ACB, es aguantar lo máximo que pudo con sus mejores jugadores. Partidazo también de Kameron Taylor (22 puntos, 6 asistencias y 5 rebotes) y de Miletic. Pero en cuanto se vieron obligados a descansar, poco a poco la ventaja fue menguando.
Un 0-10 de parcial ya en el segundo cuarto, con Hezonja enchufado con dos triples, fue un mazazo para los gerundenses, que ya no veían el aro tan grande y que se marcharon nueve abajo al descanso (36-45).
Cuando rendirse no es una opción
La combatividad del Girona no menguó en la segunda mitad. Al contrario. Liderados por Taylor, se llegaron a poner sólo dos abajo (49-51). Incluso a uno (55-56, min. 26) con el apoyo de Eric Vila. Pero el acierto exterior del Madrid fue hasta abusivo y cerró el tercer cuarto con la máxima diferencia habida (57-69).
Aun así, los de Gasol lo siguieron intentando, nunca dando un balón por perdido, apoyado en la ruidosa afición que presionaba, y de qué modo, al rival. Tanto que a Musa le pitaron una técnica por mandarlos callar. No llegó a la sangre al río, pero tampoco el Girona alcanzó en el electrónico a un Real Madrid que se impuso de forma merecida por 88-94.