La directiva de Joan Laporta tiene trabajo por delante. El 2023 es un año que se está transformando en un reto mayúsculo para el Barcelona. La salida de Memphis (28) al Atlético de Madrid fue el primer movimiento. Las renovaciones, la organización de la masa salarial y la planeación de los fichajes del verano son la hoja de ruta planteada por el club catalán.
El camino blaugrana, sin embargo, presenta un giro de 180 grados. LaLiga no ha aprobado el contrato que renovó a Gavi (18) como la pieza angular del primer equipo. La decisión está justificada en dos artículos que no se ajustan a la nueva normativa.
La salida de Memphis y la retirada de Gerard Piqué no son suficientes para nivelar el desbalanceado margen salarial culé (se excede en más de 200 millones del límite fijado por LaLiga). Además, el club no ha efectuado el Plan de Tesorería que le indicó LaLiga al aplicar las palancas del verano (utilizadas en situaciones extremas).
Gavi no es el único tema pendiente en las oficinas del Camp Nou.
Balde, al igual que el centrocampista andaluz, no podrá ser inscrito hasta que el club no solvente los inconvenientes relacionados con el Fair Play Finaciero.
Los contratos de Araujo e Iñaki Peña se suman a la lista de pendientes de la directiva culé. Los dos casos son similares y también presentan un punto de quiebre: aunque renueven, no podrán ser inscritos hasta que LaLiga no avale el cumplimiento de las normas.
El Barça, en resumen, no cuenta con la autorización para inscribir a ningún jugador en el primer equipo.
Laporta tiene, en ese contexto, una carrera contra el tiempo. En junio debe solucionar los líos derivados de las palancas del verano 2022 para evitar una nueva catástrofe en el Camp Nou. Por ahora el club exhibe tranquilidad y espera sobrellevar la situación de aquí hasta el cierre de la temporada.