La Real Sociedad ha perdido la frescura de antaño. Ya son tres partidos consecutivos sin ver portería, toda una condena para un equipo que necesita de la mejor versión de sus futbolistas de ataque para rendir al máximo. Alexander Sorloth va camino de alcanzar el mes sin marcar y Mikel Oyarzabal, suplente por sorpresa en el duelo frente a la Roma, aún está en busca del nivel de siempre. Además, David Silva acaba de recuperarse tras estar en la enfermería durante un lapso de seis encuentros por lesión.

Imanol Alguacil, alma máter del proyecto, tiene un liderazgo incuestionable a nivel deportivo y son mínimas las voces que ponen en duda su gestión. El técnico aún no ha conseguido que los suyos brillen a nivel continental, aunque también es cierto que han tenido mala fortuna con los cruces: ya sufrieron al Manchester United en su momento, después llegó el RB Leipzig y ahora tienen como rival a uno de los principales equipos de la Serie A. Claro que, para ganar la Europa League, hay que vencer a estos oponentes.

El entrenador fue muy sincero en la rueda de prensa posterior al encuentro. Reflejó lo que un gran sector de la afición piensa, pero es una afirmación que retumba con más fuerza cuando viene desde el propio vestuario. "Estos partidos nos vienen grandes", explicaba ante los medios de comunicación. Habló también de "regalos", algo incompatible si el objetivo es tumbar, por ejemplo, a la Roma, con futbolistas mucho más acostumbrados a situaciones de este tipo.

Los donostiarras no ganan desde que se impusieron por 2-3 al Espanyol y la última vez que encadenaron dos victorias fue en la segunda quincena de enero, cuando lograron siete triunfos de forma consecutiva. Parecen otros tiempos, pero han pasado menos de dos meses. La visita a Mallorca, un fortín nada sencillo de asaltar pese a que lo logró recientemente el colista de la competición, se presenta como un buen escenario para poner fin a esta mala dinámica y, de paso, aspirar a ocupar de nuevo la tercera posición.