El orden de Marruecos expone el miedo de España y le despide de Catar en octavos

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El orden de Marruecos expone el miedo de España y le despide de Catar en octavos
Actualizado
Luis Enrique, entrenador español
Luis Enrique, entrenador españolAFP
España pierde por 3-0 en los penales contra los africanos. En 120 minutos, la roja dominó la posesión sin generar profundidad. Marruecos, por su parte, se resguardó en su área y esperó con paciencia para generar contragolpes. Luis Enrique cierra una era que termina con un sabor deprimente y que podría significar el final de una era en el banquillo de la roja

Hablar de Brasil antes de jugar con Japón fue una falta de respeto. Pensar después que el hecho de no enfrentar a la canarinha en los cuartos de final era un buen augurio no tenía razón de ser. Jurar que Marruecos era un rival fácil no traía buenas sensaciones. 

Si España, en 90 minutos contra Japón no encontró soluciones para lidiar con el miedo, tampoco lo hizo el martes. Tuvo más tiempo. 120 minutos. Una prórroga eterna. Tediosa. Sin opciones de gol. Las más claras eran las que generaban los marroquíes, que dejaban el alma en cada balón disputado. Así como Gavi. El andaluz es de los pocos jugadores de la roja que se salvan de las críticas tras el encuentro. 

El partido del martes encaja en un guión de Tim Burton: un escenario en donde la oscuridad y el misticismo orquestan una trama que, por momentos, pierde el ritmo. España chocó contra un equipo estructurado, sólido y con el orden defensivo como base de funcionamiento. Perdió el ritmo. El tempo. El objetivo. El trágico final era previsible, incluso antes de la prórroga. 

Marruecos edificó una plantilla que tiene una habilidad fundamental en el fútbol moderno: defenderse sin el balón. La potencia física que impone cada uno de los integrantes de la plantilla genera respeto. Esa capacidad fue, precisamente, la encargada de cortar la circulación de la pelota de España. 

Con el balón en los pies

Como anunció Luis Enrique, España salió con el balón en los pies. El asturiano no modificó la idea de juego de la roja. El esquema fue el mismo. El 4-3-3 de la última década. El once, en contraste, sí presentó cambios. Marcos Llorente ingresó como lateral derecho. Asensio ejerció como falso nueve. Ferrán Torres regresó a la alineación titular.

Marruecos, por su lado, tenía un objetivo: plasmar una base en el terreno y, a través de la reducción de los espacios, esperar una oportunidad para contragolpear. Los objetivos de los dos protagonistas se han cumplido. España dominó la posesión. Los africanos se adueñaron del campo del Education Stadium de Rayyan. 

El primer tiempo se transformó en un estudio constante. España tocó de lado a lado el balón. Marruecos movilizó sus filas al ritmo impuesto por los ibéricos. Hace 10 años, el tiki taka era un esquema que ofrecía garantías. El circular la pelota hasta cansar al contrario era un método común. En la actualidad, el tiki taka, sólo, no tiene sentido alguno. 

España circuló el esférico. Marruecos descansaba sin él. Gavi y Pedri se desesperaban por no perder el control de la pelota. Amrabat, Hakimi y Mazraoui hacían todo lo posible por robar cada pase. Regragui observaba con calma el encuentro. Luis Enrique enloquecía con cada entrada del elenco marroquí. 

Potencia física contra tiki taka

La potencia física y el orden diezmó el tiki taka. España no encontró una fórmula para inquietar a Bono. Marruecos, desde la velocidad y la eficacia, sorprendió en más de una oportunidad a Unai Simón, que silenció las críticas recibidas después de la dolorosa caída de la roja contra Japón. 

La segunda parte fue igual a la primera. España contuvo la pelota. Movió, orquestó e intentó alertar sin éxito a la defensa marroquí. Hakimi y Amrabat lo cortaron todo. El lateral del PSG expuso un rendimiento inmenso y aguantó las arremetidas de Dani Olmo, de Marco Asensio, de Nico Williams, de Ferran y de Álvaro Morata. Amrabat se transformó en el amo y señor del mediocampo. Molestó a Pedri. No dejó girar a Sergio Busquets. 

En España el jugador más destacado fue Unai Simón. El portero salvó a los suyos en el tramo final del encuentro. Con las piernas cansadas, Laporte perdió la marca y, por poco, Yamiq casi define el primero de Marruecos. El guardameta del Athletic emuló a Iker Casillas y, con el pie extendido, envió el remate a la banda. 

Lo que España no consiguió en 115 minutos lo encontró en los cinco finales. Pablo Sarabia sustituyó a Nico Williams. El extremo del Athletic ingresó en la segunda parte. Sin embargo, se quedó sin pulmones tras exponer potencia física en un sprint. Sarabia tuvo la más clara de la roja en el último tramo y, por primera vez en casi dos horas, los aficionados españoles se emocionaron. 

Marruecos aguantó y llevó el partido a los penaltis. Jordi Alba motivó a Sarabia al término del encuentro. El antiguo jugador del Sporting se vio golpeado. Los africanos, pese al cansancio, exhibían un ánimo rotundo. 

Sarabia, que estaba llamado a solventar inconvenientes, falló su penalti. España, de hecho, no practicó las ejecuciones desde los once pasos en Catar, según informó la cadena Gol Mundial. Luis Enrique, desde el banquillo, no quería ni mirar la definición. La roja terminó perdiendo 3 cobros. Marruecos hizo la tarea y avanzó a la siguiente ronda de la competición. Con un panenka incluido. 

El cierre, fue similar a una película de Tim Burton. Después de un sufrimiento cruel, el protagonista más justo consiguió la victoria. Marruecos completó un encuentro sobresaliente. España pensó en los cuartos antes de jugar los octavos. Las consecuencias son claras. Un fin de ciclo podría llegar antes de lo previsto. Al final, el partido del 18 de diciembre tendrá que verse por televisión.