Arthur Melo (26) llegó al Barcelona con la etiqueta de ser el heredero de Xavi Hernández, una comparativa que siempre pesó demasiado. Aun así, pese a que no cumplió con las ambiciosas expectativas, estuvo bien valorado (jugó 72 partidos entre las dos temporadas que estuvo, prueba de que era un jugador importante en la rotación) por parte de una directiva obsesionada entonces por fichar a Miralem Pjanic, cuyo papel en el Camp Nou fue mucho más residual e intrascendente.
El brasileño cambió LaLiga por la Serie A en una obra de ingeniería fiscal -de entre las muchas que ha protagonizado la Juventus de Turín- puesta en entredicho que, al menos de momento, no ha tenido consecuencias para el conjunto catalán. En Italia, con una trayectoria similar a la de España, disfrutó de 63 encuentros en esos dos primeros cursos, un recorrido interrumpido por su cesión al Liverpool. Tendrá que volver en julio para hacer la pretemporada porque tiene contrato hasta 2025.
Hay un dato que demuestra el fracaso de esta última operación: Arthur ha jugado más con el filial (dos partidos) que con el primer equipo (uno). Cabe destacar que sufrió una lesión importante -desde octubre hasta marzo- y estuvo demasiado tiempo en la enfermería, pero lo cierto es que llegó sin haber jugado ningún amistoso en verano y fuera de forma, de ahí que bajara un escalón para jugar con los chavales más jóvenes (con el sub-21). Poco después, ese problema muscular que le frenó por completo.
Arthur lleva ya más de dos meses disponibles para Jürgen Klopp, pero el germano lo ha dejado fuera de la convocatoria en muchas ocasiones y no le ha dado ningún minuto cuando ha estado en el banquillo. Se va a ir, salvo 'regalo' en la última jornada, sin poder debutar en la Premier League. Su única participación data del 7 de septiembre, un partido de Champions League de infausto recuerdo para los aficionados de Anfield porque los suyos cayeron goleados en Nápoles (4-1).