"Seguramente me he equivocado, lo tengo que reconocer. En un momento de máxima efusividad, sin ninguna mala fe, ocurrió lo que ocurrió, de manera muy espontánea", ha expresado el dirigente de la RFEF ante las críticas cada vez mayores sobre su actitud ante la jugadora de la selección. 

Rubiales ha continuado justificando que "aquí lo veíamos natural, normal y sin mala fe, pero fuera se ha formado un revuelo. Si hay gente que se ha sentido dañada, tengo que disculparme", ha comentado.

Además, el presidente ha asegurado que debe "aprender de esto y entender que cuando uno es presidente de una institución tan importante como la RFEF, en ceremonias y en este tipo de cuestiones, tiene que tener más cuidado". 

Asímismo, también ha aclarado sus declaraciones tachando de idiotas a quienes le criticaban por el beso. "Al decir que esto me parece una idiotez, es porque aquí dentro no le daba nadie la mínima importancia. Quiero disculparme ante esas personas porque entiendo que, si desde fuera se ha visto de otra manera, seguramente tendrán sus motivos". 

Por último, después de su defensa, ha querido que este episodio se olvide y se pase página. "Estoy apenado porque ante el mayor éxito del fútbol femenino en la historia, esto haya empañado en cierto modo la celebración. Hay que darle mérito a estas mujeres y esto se tiene que celebrar por todo lo alto".