Miguel Ángel Nadal hizo historia en 2003, cuando el Real Mallorca se proclamó campeón tras superar al Recreativo de Huelva por 3-0 en una inédita final que difícilmente vuelva a repetirse. El entonces central, que tenía 36 años, fue el encargado de levantar el título en el Martínez Valero de Elche. Ahora, más de dos décadas después, rememora aquel icónico duelo y analiza el encuentro entre su equipo y el Athletic Club de Bilbao, que no la gana desde 1984.
"Creo que es uno de los partidos más bonitos que se puede jugar. Es una fiesta, entre comillas, del fútbol nacional. El desplazamiento masivo de las dos aficiones, llegar al estadio viendo cómo está repartido el campo... Eso te crea una imagen de grandeza", explica el de Manacor, quien considera que los de Javier Aguirre tienen "muchas virtudes que hacen pensar que tienen opciones y se lo pueden creer" pese a jugar contra "un rival complicado".
Nadal recuerda el camino que tuvieron que atravesar hasta llegar al fortín ilicitano, donde acabaron con las esperanzas de los onubenses. "Eliminamos al Real Madrid en cuartos, después al Dépor, que vivía su época dorada, y contra el Recreativo, aunque los respetábamos mucho, éramos los favoritos. Teníamos una delantera peligrosa. Samuel (Eto'o) hizo una gran actuación, incluyendo dos goles, y Pandiani convirtió el primero de penalti", apunta.
"La filosofía del grupo era tener un equipo competitivo y gente joven que tuviera ambición. Para mí era un objetivo y una ilusión porque llevaba 11 temporadas en el Mallorca. Estaba en casa, en el club de mi tierra. Cuando un equipo más modesto consigue un título importante, tiene un sabor diferente. Fue un prestigio. Es un conjunto de cosas que hacen que vaya creciendo", expone Miguel Ángel durante la conversación.