No esperaban tener un papel tan decisivo de cara al pase a las semifinales después del 3-0 contra Kazajistán, ya que un punto era suficiente para lograr el objetivo. Antes del partido de dobles, Nuria Párrizas se medía a Watson Heather y Paula Badosa -más tarde- hacía lo propio contra Harriet Dart. Más allá de que ninguna de las dos consiguió ganar, cabe destacar que ambas cayeron por dos sets a cero, con un marcador más abultado en el caso de la granadina (6-0 y 6-2), actual número 72 del ranking WTA.

No pudo estar más igualada la primera manga del duelo decisivo, ya que todo se decidió en el desempate. Las españolas gozaron de cinco puntos para romper el break al comienzo (dos en el juego inaugural y tres en el tercero), pero no consiguieron dar ese importante paso. Ambas parejas se hicieron fuertes en el saque, principal motivo por el cual duró tanto el set (casi una hora de juego).

Tanto las españolas como las británicas eran conscientes de la trascendencia que tenía ganar, sobre todo tras lo ocurrido durante la tarde. El tiebreak mantuvo una dinámica parecida a lo visto hasta entonces, pero Masarova y Zadoinov perdieron el servicio con 2-3 en contra y se abrió una pequeña brecha, aunque volvieron las tablas muy poco después (4-4). Tras no aprovechar una bola de set, Barnett y Nicholls sellaron el 0-1 a la segunda.

Sin forzar el tercer set

La situación era ahora muy compleja para la selección dirigida por Anabel Medina, obligada a recomponerse anímicamente y, lo más importante, a poner el 1-1. Un inicio atípico sirvió como presagio de lo que estaba por venir, ya que las británicas se hicieron fuertes en el resto, robaron el servicio en tres juegos de forma consecutiva y aprovecharon la locura del inicio para llevarla hacia su propio terreno (1-4). Tras un set malísimo de las españolas (2-6), Reino Unido cerró el jueves con un magnífico 3-0.

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