Le dejó tan satisfecho el hambre y la pegada de su equipo ante el Sporting de Gijón en la Copa que Gattuso le dio continuidad y repitió el once ante el Almería. Y, del mismo modo que en el torneo del ko, el Valencia salió mordiendo, echando fuego por la boca intentando cerrar el encuentro como si no hubiera un mañana.
La agresividad en la presión era tal que al rival le quemaba el balón, incapaz de sostener la bola más de dos pases. Así llegó una imprudencia de Fernando ante Lino que arregló él mismo ante Kluivert. Pecó de ego el neerlandés cuando tenía a Cavani para que el uruguayo marcase a puerta vacía.
No fue la única llegada. Especialmente por la izquierda, con un incisivo Gayà buscando insistentemente al Matador, los ché no paraban de atacar, si bien se precipitaban en la última decisión. Así se fueron al limbo incursiones de Lino, Kluivert e incluso de Yunus Musah sin que ninguno acertase a rematar la faena.
Esto es fútbol, no un futbolín
Pasaba el tiempo con el doble rosco en el marcador, con un Valencia perdiendo por momentos la serenidad, hasta que cerca del descanso, en la única aproximación rojiblanca, Gabriel se lanzó al césped para bloquear el disparo de El Bilal Touré, rebotándole mínimamente el balón en la mano después de tocarle en el cuerpo. Gil Manzano decretó córner, pero tras la revisión del VAR, pitó penalti. Indignación es poca la que mostró Mestalla entera. Normal, porque es imposible esconder los brazos para realizar un movimiento a esa velocidad. Esto es fútbol, no un futbolín.
Ramazani tiró el penalti y lo falló. A veces existe la justicia deportiva. Sirvió esto, además, para encender aún más a los valencianistas. Y eso que aún quedan dos meses para las Fallas. Así que cuando comenzó la segunda mitad, el hambre aún era mayor si cabe.
Kluivert, un oportunista del gol
Se notó, salió a mil revoluciones el Valencia. Y en ese contexto el mayor beneficiado es un velocista como Kluivert. Un gran centro desde la derecha de Almeida lo aprovechó el neerlandés ganando la posición a Foulquier para cabecear y pillar a contrapié a Fernando. Sólo habían pasado dos minutos y por fin los locales perforaban la meta.
La alegría apenas les duró cinco minutos. Los que tardó Chumi en rematar, también de cabeza, un sensacional saque de esquina de Robertone, especialista en asistencias. Otra cosa no, pero a balón parado, el Almería tiene puñales. 1-1 y vuelta a empezar.
El encuentro era un ida y vuelta constante, sin filtro por medio campo. En esa locura, otra vez el Valencia aceleró y obtuvo premio... a la tercera. Primero, un penalti a Cavani que Gil Manzano borró tras consulta al VAR. Esta vez sí acertaron los del vídeo. Segundo, un gol de Lino bien anulado por fuera de juego. Tercero, ahora sí, disparo de Kluivert que para Fernando pero al meta se le escapa el balón y Gayà, en boca de gol, llega antes que nadie para marcar.
El 2-1 le sentó mal a los de Gattuso. No supieron cerrar el partido. Los cambios de Rubi volcaron el juego hacia la portería de Mamardashvili. Y en una pérdida imperdonable de Cenk Özkacar en su área, le llegó la bola a Portillo. El malagueño tuvo tiempo de controlar, pensar y disparar para poner de nuevo las tablas.
Samu Castillejo tuvo la victoria
Sobreexcitado, el Valencia se vació para volver a ponerse por delante, sin conseguirlo a pesar de la grandísima ocasión que tuvo otro malagueño, Samu Castillejo, en el epílogo del encuentro. Sólo tenía que poner la cabeza para que el centro de Gayà acabara en gol, pero el extremo quiso colocar la pelota y se le fue por mucho. Un lamento porque la victoria estuvo justo ahí.
Jugador Flashscore del partido: Justin Kluivert (Valencia).
Todas las estadísticas del Valencia-Almería, en Flashscore Resultados.