Roberto Bautista (34) afrontaba la cita de octavos de final con la responsabilidad y la presión de ser el único español presente en el torneo que se disputa en Oceanía. Rafa Nadal volvió a verse sacudido por las lesiones, Alejandro Davidovich cayó en un duro partido contra el propio Tommy Paul, Pablo Carreño perdió inexplicablemente en un duelo que tenía muy de cara y los restantes (Albert Ramos, Bernabé Zapata, Carballés Baena, Pedro Martínez y Jaume Munar) se despidieron nada más llegar.
El juego inaugural sirvió para anticipar lo que podía esperarse de un duelo de contrastes, sobre todo por la edad y la trayectoria de ambos, en una ronda ya avanzada del primer Grand Slam del año. Servía el tenista de Castellón, que desperdició tres oportunidades para cumplir con lo lógico, pero el intercambio de golpes era más que real (hasta tres puntos de break disfrutó el americano antes de, en el cuarto, imponer su ley de la mejor y dolorosa forma posible).
Tommy pudo romperle el saque a su rival cuando ganaba por 0-2 (gozó de dos bolas), pero una vez avisado de nuevo, lo volvió a conseguir para establecer el más que contundente 1-4 y, a la postre, llevarse el set con una aparente facilidad que no fue tal en el último tramo, pese a que hubiese tenido más oportunidades después, porque duró más de lo esperado y salvó hasta seis pelotas para evitar cualquier atisbo de duda. Cerró con un amplio 2-6.
De la oscuridad al halo de luz
El segundo set arrancó de forma muy diferente: el estadounidense, incluso, se quedó a cero en los dos primeros servicios de Bautista. Eso no evitó, ni mucho menos, que a la tercera sí pudiera ponerse por delante (2-3) tras un juego sensacional en el que llegó a estar con 0-40 a favor. Entonces, cuando más lejos parecía de suceder, Paul perdió el servicio y todo volvió a como estaba unos minutos antes, con mucho que decidir y ninguna certeza de lo que podía pasar a partir de ese momento.
Ninguno de los dos concedió en los tres siguientes, pero Bautista llegó al décimo juego con la esperanza de dar el golpe esperado, un contexto sensacional para sacar su mejor versión, y no dejó pasar la oportunidad. Rompió el break de nuevo y celebró el ansiado 6-4, algo que casi parecía una utopía cuando, con el primer set ya en contra (con todo lo que eso conlleva), caía por 2-3 y estaba más cerca el 0-2 que el empate. Fortaleza mental, carácter y calidad como ensalada de ingredientes para firmar el 1-1.
Y a la derrota en cuatro sets
Como al principio del partido, el castellonense perdió el servicio nada más arrancar y tuvo que ir contracorriente en la búsqueda por sumar el 2-1. El guion siguió recordando al inicio porque el actual número 25 del ranking ATP repitió de nuevo con dos puntos de diferencia (2-4) y perdió otra vez por 2-6. Antes, cuando caía por la mínima a mitad del set, pudo romper el break para empatar a dos, pero no remató la jugada y lamentó más adelante, sobre todo cuando se certificó el marcador final.
La cuarta manga, sin lugar a dudas, dejó el menor número de errores. No hubo ningún ademán de rotura durante muchísimos minutos, hasta que Tommy Paul giró el guion del set cuando reinaba el empate (5-5) y terminó imponiéndose por 5-7. Así, España se queda sin representantes en Australia (en la modalidad individual) para los cuartos de final pese a Rafa Nadal y Carlos Alcaraz (este último ausente por lesión) son los dos mejores del mundo en la actualidad.