Era una semana clave para los de Grimau, con un doble enfrentamiento a domicilio ante el Fenerbahçe de Jasikevicius y contra el Panathinaikos. La resultante, dos grandes decepciones de un Barça que no parece preparado aún para este tipo de batallas. Y que se complica sus opciones de acabar como cabeza de serie para los playoffs.
Y eso que comenzó bien, magnífico por momentos, disfrutando en el primer cuarto de un +8 (11-19) gracias a la pareja checa Satoransky-Vessely. Y aunque los griegos, con el bestial apoyo del Oaka, llegaron a voltear el marcador (24-23), los azulgrana, con la conexión Ricky Rubio-Hernangómez enchufadísima, respondieron con un 0-17 espectacular (24-40) que hizo temblar los cimientos de Atenas.
Pero hasta ahí llegó la exhibición. La ventaja fue desapareciendo paulatinamente hasta que de nuevo los griegos, liderados por Grant en defensa y por Sloukas en ataque, se pusieron por delante (56-55). Y si bien el Barcelona entró en los diez últimos minutos uno arriba, la inercia decía justo lo contrario.
El Pao comenzó a anotar con suma fluidez y llegó a ganar de 13 (89-76). La derrota ya era segura. El objetivo había cambiado, se trataba de salvar el average. Al final, no lo perdieron, pero quedó igualado. Si hay empate entre ambos, decidirá el general.
Nunn, con 22 puntos, y Mitoglu, con 19, fueron las principales amenazas, junto a los 18 de Sloukas, de los hombres del trébol. Hernangómez y Vesely, ambos con 13, firmaron los mejores números en el bando contrario.