Para Barcelona y Real Madrid, perder contra el eterno rival es (casi) como hacerlo dos veces contra otro club. Los de Roger Grimau, en un comienzo de curso algo deficiente, cayeron frente a los blancos por partida doble en medio mes. Empezar un nuevo proyecto siempre obliga a demostrar credenciales con premura, especialmente cuando hay obligación de conquistar títulos, y este empezó a tambalearse tras cosechar dos derrotas muy dolorosas.
El primer título en juego era la Supercopa de España: todo o nada en 80 minutos. Los culés fueron de menos a más en la semifinal y acabaron claudicando por 80-90. Así es como arrancaron la temporada en septiembre, mes en el cual vencieron a Joventut de Badalona y Zunder Palencia. Si bien se llevaron el derbi catalán con la suficiente solvencia (95-79), sufrieron de lo lindo en la pista del recién ascendido, al cual tumbaron tras la prórroga (83-84).
Octubre traía consigo otro clásico en el día inaugural, este correspondiente al torneo doméstico, y tampoco se saldó con un marcador muy diferente (86-79). Pese a la ausencia de Walter Tavares, el plantel comandado por Chus Mateo encontró las soluciones necesarias de la mano de Vincent Poirier, quien se consagró como un sustituto de garantías. Facu Campazzo, que volvía a la que fue su casa, hizo el resto con una actuación notable.
Una paliza de libro
A partir de ahí, pleno de triunfos para enganchar al Palau, donde han ganado sus cuatro compromisos. Tras el varapalo en el WiZink Center, recibieron de forma consecutiva a Anadolu Efes, campeón continental en 2022, y a MoraBanc Andorra, que acompañó a la entidad castellanoleonesa en LEB Oro durante el anterior curso. Vencieron con más contundencia a los turcos (91-74) que a los del principado (91-87) en la vuelta a la senda correcta.
El calendario no era benévolo, pero ni siquiera el todopoderoso Olympiacos -finalista en la pasada edición de la Euroliga- pudo frenar a Nicolás Laprovittola, Álex Abrines y compañía en una magnífica actuación defensiva (68-77). Luego, visitaron la siempre complicada pista del Dreamland Gran Canaria (73-83) y el infierno de Belgrado para tumbar al Partizán (83-92). Y este mismo viernes, en una noche de ensueño, le endosaron un 98-59 al Bayern Múnich de Pablo Laso.