Fernando Alonso había sido sexto en el Gran Premio de Australia, una actuación más que notable para el ritmo que llevaba su monoplaza. Difícilmente podía aspirar a más en la fiesta de Ferrari, que logró un brillante doblete. El abandono de Max Verstappen le permitió ganar una posición y por momentos llegó a soñar con acabar incluso más adelante, si bien luego entendió que alcanzar a Sergio Pérez, quinto, era casi utópico.
Según han entendido los comisarios de la Fórmula 1, el piloto de Aston Martin condujo de forma "potencialmente peligrosa" en la acción que dio pie al accidente de George Russell, con quien libró una particular batalla. El británico tenía los neumáticos en mejores condiciones y trataba de rebasar al asturiano, una posibilidad que se desvaneció por completo en la última vuelta, momento en el cual chocó con la barrera.
Esta drástica y contundente decisión (20 segundos y tres puntos en su superlicencia) se ha tomado después de revisar las imágenes y hablar con los protagonistas, cuenta la organización a través de un comunicado. Así, el dos veces campeón del mundo cae a la octava plaza, una situación que beneficia a su compañero de escudería, Lance Stroll, y a Yuki Tsunoda. Nada cambia para Nico Hülkenberg, quien acabó noveno, y Kevin Magnussen, décimo en la vibrante jornada dominical.
"En ningún momento un coche puede ser conducido extremadamente despacio de forma errática o de manera que pueda ser potencialmente peligrosa para otros pilotos", explica el artículo 33.4 del código de normas de la FIA. Pese a este duro castigo, los dirigentes, que sí reconocen que Alonso iba "extremadamente despacio" para ese tramo del recorrido, no creen que haya sido el causante del incidente -sin consecuencias importantes en Russell-.