La palma se la llevó el equipo mixto del relevo 4x400 estadounidense. Justin Robinson, Rosey Effiong, Matthew Boling y Alexis Holmes batieron el récord del mundo de la prueba con 3:08.80, rebajando su propio registro, obtenido en el debut de este formato en Doha 2019, en 54 centésimas.
Otro que destacó por su desmedida velocidad fue el jamaicano Roshawn Clarke, que en las semifinales de los 400m vallas, corriendo en la misma serie que el campeón mundial Karsten Warholm, destrozó la plusmarca planetaria de la categoría sub-20 con 47.34. Desafortunadamente no pudo poner la guinda al pastel con un metal en la final, puesto que bajó sus prestaciones y se fue por encima de los 48 segundos.
Además, los campeonatos vieron superadas otras seis marcas del certamen además de la del relevo 4x400 mixto. Los elegidos y elegidas fueron María Pérez, con sus antológicos 35km marcha (2:38:40); Ryan Crouser (USA), con 23.51m en lanzamiento de peso; Daniel Stahl (SUE), 71.46m en disco; Sha’Carri Richardson (USA), 10.65 en 10m lisos; Sherika Jackson (JAM), en 200m lisos; Relevo 4x100 de Estados Unidos, con 41.03.
Ya por debajo, las cifras engordan con la consecución de 11 récords de área y otros 73 nacionales, cerrando uno de los Mundiales más prolíficos de todos los tiempos para las delegaciones. En total participaron 2.100 atletas procedentes de 195 países.
España, histórica
España terminó más que satisfecha su participación en la gran cita de Budapest. Nuestro país obtuvo su puesto más alto de siempre en el medallero (tercero) gracias a los cuatro oros del equipo de marcha.
Histórica fue, sobre todo, la actuación de los marchadores María Pérez y Alvaro Martín. Ambos se coronaron en las distancias de 20 y 35 kilómetros, un doble doblete que nunca antes había sido ganado por ningún equipo. Los dos pusieron la rúbrica con récord de los campeonatos (2:38:40) y de España (2:24:30) respectivamente en la prueba larga.
A esos cuatro metales se sumó la soberbia plata de Mo Katir en los 5.000 metros tras una dura batalla contra el monstruoso Jakob Ingebrigtsen, que le arrebató el oro en el último sprint por una diferencia casi imperceptible a los ojos de 14 centésimas.