Solo hubo representación española en uno de los siete encuentros que se disputaron en la madrugada del jueves al viernes en la NBA, puesto que ni Willy Hernangómez ni Serge Ibaka tuvieron minutos con los New Orleans Pelicans ni con los Milwaukee Bucks, respectivamente.
Pero los dos que entraron en acción no defraudaron. Santi Aldama, que volvía a la titularidad con los Grizzlies ante la baja de Jaren Jackson Jr. por primera vez desde el pasado 5 de diciembre (cuando, curiosamente, también logró un doble-doble contra los Miami Heat), firmó el mejor partido en sus dos años en la NBA.
El ala-pívot canario se fue hasta los 21 puntos con siete de 15 en tiros de campo incluyendo cuatro de siete en triples (igualando su récord en aciertos desde la larga distancia) y anotó los tres tiros desde la línea de personal que intentó. Además, sumó 10 rebotes, una asistencia y un robo de balón en los 33 minutos y 59 segundos que estuvo sobre la pista del Rocket Mortgage FieldHouse de Cleveland. Ninguno de sus compañeros jugó más que Aldama y tan solo las dos referencias ofensivas, Bane y Morant, acabaron el choque con más puntos (25 y 24, respectivamente).
Por su parte, Ricky Rubio jugó su décimo partido con los Cavaliers tras volver a las canchas una vez recuperado de su grave lesión de rodilla. Por primera vez en la presente campaña, el base catalán superó la veintena de minutos disputados, concretamente 21:01 y también cuajó una buena actuación con 13 puntos (metió cuatro de sus nueve intentos a canasta y tres de seis en lanzamientos de tres, además de dos de dos en tiros libres), dos rebotes, cuatro asistencias, dos robos e incluso un tapón. Desde el fatídico día de su lesión el pasado 28 de diciembre de 2021 ante los Pelicans, donde logró un 27-13-9, Rubio no llegaba a los dobles dígitos en anotación, por lo que parece que el plan para volver a ser un jugador importante en su equipo va por buen camino.
Como explicamos en el resumen de la jornada, los Cavaliers se impusieron por 128-113 en un encuentro marcado por la trifulca que supuso la expulsión tanto de Donovan Mitchell como de Dillon Brooks mediado el tercer cuarto.