Holger Rune no ganaba desde su derrota en cuartos de final ante Carlos Alcaraz en Wimbledon. En la Copa Hopman y en el Masters 1000 estadounidense, el danés había sufrido una serie de derrotas ante rivales de rango inferior al suyo. Sin embargo, seguía siendo el favorito en su partido de primera ronda contra Roberto Carballes Baena, tras haber dominado al español sobre la hierba londinense.

Pero no todo salió según lo previsto. En principio, la derrota del primer set fue anecdótica, ya que cabía suponer que necesitaba tiempo para adaptarse. Esta impresión se confirmó en el segundo set, cuando, tras un comienzo frenético en cuanto a roturas, por fin se puso por delante y llevó su ventaja hasta el final. Parecía que iba a superar la primera ronda sin demasiados problemas.

Pero en el tercer set volvió a ceder una rotura temprana. Ahora en modo batalla, logró sacudirse a un Carballes Baena ahora confiado y rompió, pero justo cuando estaba a punto de servir para igualar a 4-4, desapareció, perdiendo ocho puntos seguidos y el set. A falta de un set, Holger Rune estuvo a punto de romper.

Roberto Carballes Baena había cavado el hoyo, y ahora todo lo que tenía que hacer era meter al danés en él. Aprovechando su ventaja psicológica, rompió rápidamente y provocó el hundimiento de su rival, que acabó perdiendo por 6-3, 4-6, 6-3 y 6-2. Fue toda una sorpresa, dado que, a pesar de su reciente bajo estado de forma, había entrado en este torneo como número 4 del mundo. El español puede estar exultante, pues ha logrado el mayor éxito de su carrera y ha pasado a la segunda ronda. Holger Rune, por su parte, tendrá que encajar un duro golpe en lo que ha resultado ser una temporada media.