Novak Djokovic (35), que va a dejar el trono mundial independientemente de lo que haga en los próximos días, ya está en los cuartos de final del torneo de Roma. Llegaba con ciertas dudas tras causar baja en el Mutua Madrid Open y, también condicionado por sus problemas en el codo, caer por sorpresa en su segundo encuentro de Banja Luka, pero ha encadenado su tercer triunfo y empieza a recuperar sensaciones antes de aterrizar en la capital francesa para disputar Roland Garros.
Su gran objetivo a corto plazo no es otro que llegar en las mejores condiciones posibles a París. Está en juego el segundo Grand Slam del año y él tiene la oportunidad de hacer pleno en este 2023 porque ya se adjudicó el Open de Australia con gran autoridad. Además, puede convertirse en el rey absoluto de los torneos importantes porque, igualado ahora a 22 con Rafa Nadal, quien debería llegar a tiempo para su lugar favorito, tiene la posibilidad de escribir una nueva página en la historia.
Djokovic consiguió establecer un cómodo 3-0 poco después del inicio del choque ante Norrie, quien salvó una bola de break para no encajar un letal 4-0, y empezó a poner las bases para apuntarse la manga inaugural. Sin conceder más de la cuenta y después de haber dejado pasar hasta tres oportunidades para firmar el primer punto, aprovechó la cuarta y dio un golpe importante en su objetivo por acceder a los cuartos. Su rival, a contracorriente e incapaz de generar incomodidad.
La diferencia en el saque (protagonizó cuatro aces y su oponente cometió tres dobles faltas) no fue suficiente para que el británico pudiera siquiera forzar un tercer y definitivo set. Novak le rompió el saque al 13º del mundo una vez más, sufrió lo mismo justo después y se impuso al final por 6-4, así que se medirá a Holger Rune, quien venció a Alexei Popyrin, por lo que ambos van a competir por un billete para las semifinales en uno de los duelos más atractivos del momento.