Ganar el Mundial es tocar el cielo con las manos. El equipo que alcanza la gloria expone en su plantilla a un líder nato. A un hombre que con sus goles conquistó los corazones de un país complejo como lo es la Argentina. Ese hombre es Lionel Messi (35).

El planeta entero se rinde ante Lionel. No existe un deportista más anhelado que él. Eclipsó a Cristiano Ronaldo (35), su acérrimo competidor. Trascendió hacia una figura maradoniana. Es ídolo de Sudamérica. 

Messi, en medio de todos los elogios, presenta una situación inusual. El 30 de junio termina su contrato con el París Saint Germain. En otras épocas, el FC Barcelona hacía un esfuerzo enorme para renovar a Messi y evitar que llegara al 1 de enero como agente libre. El PSG, en cambio, no tiene miedo. 

Las directivas del conjunto galo esperan la continuidad del astro en el Parque de los Príncipes. Existen dos razones que impulsan el planteamiento del club: una, Messi dio su palabra. Dijo, antes del Mundial, que quería seguir en el PSG. La segunda es simple: no ha surgido otra oferta formal por él. Su astronómico salario es, sin duda, una de las cuestiones que explica este vacío. 

El FC Barcelona no descarta el “Retorno del Rey”. Sin embargo, Joan Laporta conoce la dificultad de la operación. Xavi descartó por ahora grandes movimientos. El cuadro culé no ejercerá compras millonarias en el mercado de invierno y, de momento, Lionel Messi es sólo una idea. No ha empezado un objetivo en concreto. 

El Inter de Miami tampoco ha efectuado una llamada.

Messi tiene en París su punto de mira.