Ese será uno de los principales puntos del orden del día de la 74ª reunión anual de la FIFA, en Bangkok, junto a la designación del próximo anfitrión del Mundial femenino de 2027 y un plan de lucha contra el racismo.
Formulada a mediados de marzo en un primer correo a la UEFA, la propuesta palestina provocará el primer debate en el seno de una gran organización deportiva sobre las consecuencias de la guerra en la franja de Gaza, iniciada por Israel el pasado otoño boreal después del sangriento ataque el 7 de octubre cometido por Hamás.
El Comité Olímpico Internacional se ha mantenido al margen del conflicto, remitiéndose a la coexistencia desde 1995 de los comités nacionales olímpicos (CNO) israelí y palestino, una "solución de los dos estados" heredada del proceso de paz de Oslo e igualmente adoptada por la FIFA.
Pero en un texto de siete páginas, la institución palestina denuncia una serie de violaciones de estatutos de la FIFA por la Federación Israelí de Fútbol, que van desde las consecuencias directas de los bombardeos -"al menos 92 futbolistas asesinados" a mediados de marzo y todas las infraestructuras deportivas de Gaza destruidas- a la ausencia de lucha contra "la discriminación y el racismo" antipalestino en el deporte rey.
"Tan sólo en el fútbol israelí puede existir un club que rechace jugadores árabes y la violencia extrema puede ser considerada como simple infracción disciplinaria", argumenta este correo, que menciona también el racismo reivindicado por los aficionados del Beitar Jerusalén, además de publicaciones de dirigentes israelíes en redes apoyando "el genocidio en Gaza".
Apoyada por las federaciones argelina, iraquí, jordana, siria y yemení pero no por las influyentes de Catar y Arabia Saudí, la PFA pide por tanto "sanciones adecuadas hacia los equipos israelíes" y hacia la IFA.